La presión de ser CEO es abrumadora, sin importar el tamaño de la empresa que se dirija. “El CEO es el único responsable del éxito o fracaso”, señala McKinsey, y lo que tiene en sus manos suele representar 45 por ciento del desempeño de la firma. Sobresalir no es sencillo. Solo una de cada 12 empresas logra dar el paso de un desempeño promedio a uno en el quintil superior en 10 años.
¿Qué lecciones puede compartir un directivo con otro? ¿Pueden éstas ayudar a que más de tres de cada cinco nuevos CEO logren las expectativas propuestas en los primeros 18 meses de trabajo?
“Delegar y delegar bien”, me dijo David Geisen, director general de Mercado Libre en México, después de su entrevista en Notivox Negocios Televisión.
Tras cinco años de dirigir la plataforma de e-commerce en nuestro país, David ha crecido nueve veces el volumen de productos vendidos, y eso lo lleva a una segunda recomendación: medir y utilizar la data en la toma de decisiones.
En las reuniones de trabajo cada persona tiene una serie de opiniones valiosas y correctas, me dijo, pero también subjetivas. Tener data y mediciones claras permite tomar decisiones más óptimas, añadió.
“Entre más grande la empresa, más importante la data”, pero si la empresa es pequeña, no hay tiempo que perder para empezar a medir. Si se hace desde el inicio, será un hábito revisar la data y no habrá resistencia cuando llegue el crecimiento.
Eso nos llevó a charlar sobre qué pasa cuando el CEO es también el fundador de la compañía y, por tanto, asume todos los otros puestos directivos existentes. David Geisen conoce a fondo ese reto porque hace 14 años emprendió un negocio de e-commerce en México; le tocó ser “su propio jefe” y el encargado de la empresa y la nómina.
“Aprender a delegar y apalancarse con un equipo me costó mucho trabajo. Al inicio todas las decisiones se concentraban en mí, y eso funcionó quizá hasta tener 20 empleados, pero después ya no dormí y empecé a tomar malas decisiones”, me dijo. Por eso insiste en delegar bien, es decir: “No delego para que luego me presenten opciones y yo tome la decisión, delego la decisión a la persona para no ser cuello de botella”.
Ser CEO implica más horas de trabajo que ningún otro perfil dentro de la empresa, además, se requiere una visión de muy corto y muy largo plazo al mismo tiempo, empatía y saber tomar decisiones de alto riesgo constantemente. Para lograr eso, David compartió una tercera recomendación: rodearse de personas que “considero mucho más capaces que yo, que ayudan a elevar la organización para llegar al siguiente nivel”.
El éxito del CEO está en un equipo que reme en la misma dirección, que se rija por los datos, pero pueda decir lo que piensa y, sobre todo, que ejecute sin pedir permiso.