Ante la crisis de salud y económica que vivimos, muchos analistas recalcan que no será posible “regresar a la normalidad” y que los sucesos que se han dado durante esta pandemia global sin duda marcarán las tendencias del futuro. Por lo mismo, es importante que las empresas consideren qué legado quieren dejar cuando pase la emergencia, ya que la crisis actual afectará no solamente su negocio en el corto plazo sino su reputación en el largo.
Ante este escenario, hay dos ángulos principales que hay que cuidar: la cultura corporativa interna y la reputación de la empresa hacia afuera. Dicen que conoces el carácter de una persona cuando está bajo presión y este dicho también aplica para las organizaciones. No cabe duda de que es importante actuar con temple y disciplina, ya que nuestras decisiones de hoy se analizarán en el futuro. ¿La empresa se comunicó eficazmente con los empleados durante la crisis? ¿Se ofrecieron opciones y facilidades para poder trabajar en casa? ¿Se hizo todo lo posible para seguir pagando a los empleados? En caso de tener que recortar personal, ¿todos fueron liquidados como lo estipula la ley?
Para las empresas de servicios, el activo principal es el talento de los colaboradores que logren retener, por lo que un trato poco favorecedor durante una emergencia no será olvidado tan fácilmente. A pesar de que el desempleo aumentará con la desaceleración económica, la capacidad de atraer talento seguirá siendo un factor clave para la competitividad. Sin duda, establecer una reputación como un empleador justo siempre será considerado un plus.
También es importante considerar cómo las empresas tratan a sus proveedores. Es una realidad que las PyMES tienen menor margen de maniobra y acceso a créditos que las empresas grandes, pero las relaciones de proveeduría son importantes para el éxito de ambos. Los esfuerzos para compartir las pérdidas serán importantes en esta relación de socios.
Todos estos factores antes mencionados afectan tanto la reputación como la marca de las empresas. En el caso de los negocios de consumo, los clientes están observando qué está sucediendo con los empleados y las redes sociales no permiten esconderse. Hoy más que nunca, los consumidores consideran que el trato hacia los empleados y los proveedores (un ejemplo sería Fair Trade) forman parte de la responsabilidad social corporativa. Las decisiones de compra cada vez más dependen de ello.
La crisis de salud está generando presiones económicas fuertes en todos los sectores productivos, lo cual obliga a las empresas a tomar decisiones difíciles. Dentro de este entorno, sin embargo, es importante que consideramos no solamente cómo minimizar las pérdidas de corto plazo, sino cómo proteger a la reputación y la competitividad de la empresa hacia adelante. La pandemia de 2020 cambiará muchas maneras de trabajar en el futuro, pero la reputación forjada por la solidaridad nunca pasará de moda.
@bakermckenziemx
*Socio administrador de Baker McKenzie México