Hoy necesitamos en México comprender que con la energía no se juega; debemos comprenderla, conocer su objetivo y saber dónde debe aplicarse para mantener al país en movimiento.
Habrá la suficiente capacidad para elaborar el plan desde una perspectiva financiera, y no política, de todos los entes que pueden respaldar este cambio necesario en el país.
En el contexto de una nueva administración, y especialmente la posibilidad, por primera vez, de llevar a cabo modificaciones constitucionales con un enfoque técnico, económico y financiero y dejando a un lado las cuestiones ideológicas y políticas, la nación puede establecer un plan a largo plazo basado en metas estratégicas. El propósito es establecer un plan de largo plazo y que en el futuro éste pueda ser alcanzado y que no sea alterado en algún momento ante reflexiones políticas o ideológicas que no impulsen hacia una sostenibilidad constante de la energía en el país.
Hay que dejar el pensamiento burdo e ideológico que era parte de las políticas públicas hace algunos años, referenciada a la soberanía energética, y que en la realidad no existe este término en la modernidad actual y futura.
Para que exista la soberanía energética en un país en todo su contexto, el país debe tener la capacidad para tomar decisiones acerca de su abastecimiento, desde los conceptos de propiedad, seguridad, tecnología, combustibles e impacto en el entorno natural, lo que implica tener un control sobre la producción, distribución y consumo de energía. Esto significa que no deberá importar de otros lo que carece, pues debe ser ciento por ciento autosuficientes en toda la cadena energética.
A partir de lo anterior surgieron los siguientes planteamientos:
México dispone de su propia tecnología para el sector energético o tiene que importar alguna o la mayoría.
La nación dispone del suficiente dinero para realizar las inversiones necesarias para cubrir la infraestructura requerida en energía. Tengamos presente que 90 por ciento de la inversión en el sector energético proviene actualmente de la parte pública y solo 10 por ciento de la privada. Para llevar a cabo la transición energética en México se requiere invertir al año entre 90 y 120 mil millones de dólares de 2025 a 2030, mientras que en la actualidad no ha pasado de los 70 mil millones en los últimos años. A partir de 2030 se requiere invertir de forma anual entre 140 y 180 mil millones de dólares.
¿Cuál es la capacidad de Pemex y CFE para garantizar la autosuficiencia energética en el territorio nacional? Hay que recordar que tienen que contratar a empresas que puedan hacer ciertas obras, operaciones y construcción de infraestructura energética. Teniendo en cuenta que en el sector energético el tiempo es relativo, debido a que depende de cada obra cuándo entrará en funcionamiento y cuánto tiempo será la vida útil de una planta o un proceso en función de los mantenimientos. Ahora que las tasas de interés de financiamiento se han mantenido altas en comparación con años anteriores, se dificulta la certeza de que se llevarán a cabo proyectos energéticos ante la incertidumbre de cuándo podrán bajar. El dilema actual es solicitar fondos para iniciar un proyecto a una tasa alta, y en el futuro el mercado pagará el servicio o producto o espero que cambien las condiciones en los mercados. Debido a esta situación, las empresas del Estado se encuentran en un estrés financiero, operativo y económico, al tener que asumir todos los riesgos en la mayoría del sector energético, cuando puede ser asumido por otros.
México no ha comprendido a qué se refiere la transición energética, ya que desde la creación de la reforma en la materia y su avance en esta administración que está por terminar, no ha sido comprendida e interpretada. Todo está vinculado a la generación de electricidad con energías limpias, entre las que se encuentran las del tipo renovables, y esto solo representa 20 por ciento de la verdadera transformación. La transición debe incluir la forma en que se dejan de utilizar los combustibles fósiles (petróleo, gas natural y carbón) de manera progresiva y con la ciencia. Dado que estos son los que generan la mayor cantidad de gases de efecto invernadero en la actualidad, y en el futuro, ante la tendencia actual que se presenta en el país en cuanto al uso de estos.
Con el fin de garantizar una soberanía energética en México se requiere madurar desde un enfoque tecnológico, científico y financiero y comprender el propósito de una transición energética. Debiendo usar el nuevo concepto implementado en el mundo para hacer frente a una mayor necesidad de energía por cada país en el planeta.
En la actualidad, la nueva soberanía energética modificada se refiere a la necesidad de que algunos proyectos sean llevados a cabo por el mercado, bajo el riesgo de empresas que pueden generar su propia tecnología o acceder a ésta. La apertura ha sido otorgada durante las últimas tres décadas en diversas naciones, con el fin de garantizar el futuro energético.
¿Cómo ha sido logrado? La reciente preocupación por las guerras energéticas (Rusia-Ucrania e Israel-Hamás), el medio ambiente y la pobreza energética, ha llevado a la implementación de programas regulatorios para fomentar el empoderamiento de los consumidores a través de la implementación de directivas, reglamentos y leyes. Reforzando su soberanía energética, permitiendo que la inversión pública no asuma la totalidad de los riesgos ante posibles incertidumbres que puedan surgir frente al incremento de la deuda pública, y que lacera la confianza de los inversionistas para prestar o participar en proyectos que una nación demanda.
Recordemos que el dinero no tiene ideologías para alcanzar una soberanía en la actualidad. En México resulta imperativo fomentar la investigación de tecnologías novedosas, la creación de infraestructuras y la presencia de diversos agentes del sector. Además de establecer políticas públicas energéticas sin carga ideológica o política. Proporcionar continuidad a los organismos reguladores autónomos para evaluar, supervisar y optimizar la forma en que la energía es generada, distribuida y consumida por la sociedad. Teniendo en cuenta la capacidad de ser accesible en costo, confiabilidad y en mejorar la calidad del aire a la población, bajo el control de los gases de efecto invernadero, y que esto forma parte de una transición energética modificada soberana.
Entonces, ¿cómo podemos tener una soberanía energética modificada al tratar de eliminar a los órganos reguladores autónomos, sin actualizar las normas que rigen el sector energético y sin adaptar la forma de producir la energía con tecnología que utiliza las mejores prácticas internacionales? Hoy tenemos en puerta la revisión del T-MEC en 2026, una guerra energética-comercial entre Estados Unidos y China, en la cual México quedará en medio.
Petición: establecer un plan a largo plazo, a nivel constitucional, para que nadie desvié a México de los objetivos energéticos reales planteados.