En México todo el mundo está contento debido a que tendremos un crecimiento económico positivo al cierre de este 2022, y estaremos positivos también en 2023, pero no a los valores deseados.
Este es el primer ingrediente que tenemos para el caldo que estamos por cocinar en los próximos meses; estamos apostando a un dato macroeconómico de ego de un país, para determinar que existe y coexiste en el mundo.
Estamos utilizando al crecimiento económico como aquella agua maravillosa, refinada, libre de impurezas y que todo el mundo quisiera tener, pero ahí está el primer error. Hoy día todos están usando agua de la llave, debido a que lo importante hoy en día es quien es el cocinero; no me refiero al que administra a un país, sino quien contribuye para que el caldo tenga un buen sazón.
El cocinero es parte del desarrollo económico individual y depende de su poder adquisitivo, el cual está dentro de la población económicamente activa y como buen cocinero deberá tener conocimientos, conocer en dónde comprar las verduras, la carne o el pollo, y cuánto debe utilizar para cocinar, además de hervir el agua, y economizar la cantidad de combustibles para el cocimiento de todo lo adicionado al caldo.
En crecimiento económico y de acuerdo con datos del Inegi, estamos pasando del primer cuarto al tercero de 2022 de 1.2 a 0.9 por ciento. Estamos positivos pero la tendencia es a la baja y en forma irónica ésta puede ayudar a bajar a la inflación general, al no haber demanda y el mercado tendrá que dar más oferta al consumidor para poder hacer circular el dinero e indique crecimiento dentro de la sociedad.
Pero el caldo puede amargarse y tardar más en cocinar al tratar de hacerlo a fuego lento, para reducir costos ante el incremento de los energéticos en los últimos días, además de haber un aumento en las mercancías y servicios. Esto significa que el caldo puede ser afectado en su sabor al no haber control en la inflación subyacente.
Los que venden la verdura, la carne de res o pollo están preocupados porque el precio del transporte del campo a la central de abastos, mercado o supermercado no baja; porque los precios de los combustibles no bajan, siendo que ahora las gasolinas y diésel están pagando impuesto Especial sobre Producción y Servicios (IEPS), y van desde los 50 centavos a 4 pesos por litro. Esto ha incrementado el costo de las mercancías.
Una solución que propongo y que puede ayudar es que la Secretaría de Hacienda y Crédito Público deje de cobrar el impuesto a los combustibles en diciembre de 2022 y enero del 2023 para ayudar a reducir la inflación general en mayor proporción, y en conjunto con aumentar la tasa de interés por parte del Banco de México, ahora que hay excedentes petroleros.
Disminuir el costo del transporte puede hacer que los productores envíen una mayor cantidad de productos para generar una mayor oferta en donde son vendidos dentro del mercado; con esto se cubrirá una mayor demanda e incrementaría la oferta, y el consumidor podría tener acceso a mayor diversidad, aunque tenga un poder adquisitivo contraído.
El simple hecho de quitar el IEPS reduciría el precio entre 2 a 3.5 pesos por litro tomando como ejemplo a la gasolina regular.
Lo preocupante del caldo ahora es que al cocinero no le alcanza para comprar todo lo que lleva un caldo bien hecho. Ha tratado en lo posible de mantener la receta pero su poder adquisitivo ha ido cayendo, y algunos de ellos han dejado de cocinar, y otros han sido contratados, pero el dinero al que tienen acceso es menor debido a que ahora les pagan menos.
El cocinero ha perdido ingreso laboral y esto lo ha confirmado el Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social (Coneval); tomaremos los datos del segundo al tercer trimestre de 2022, debido a que es en donde ha bajado la inflación y el crecimiento económico.
Así, destacamos del consejo lo siguiente:
• La pobreza laboral aumentó a nivel nacional al pasar de 38.3 por ciento a 40.1 por ciento, lo cual representa 1.8 puntos porcentuales más. Lo anterior se explica debido a una caída en el ingreso laboral promedio de los trabajadores y un aumento en los precios de la canasta alimentaria.
• Disminución del ingreso laboral real per cápita de 2.5 por ciento, al pasar de dos 880.91 a dos mil 807.49 pesos.
• La pobreza laboral aumentó en el ámbito rural, pasando de 52.0 por ciento a 53.2 por ciento, mientras que en el urbano es de 33.9 por ciento a 36.0 por ciento.
• En 27 de las 32 entidades federativas se presentó un aumento de la pobreza laboral.
• Los ocupados formales reportaron un ingreso laboral mensual de nueve mil 061.82 pesos, poco más del doble de los ocupados en trabajos informales (4 mil 444.86 pesos). Durante este periodo el ingreso laboral real promedio de la población ocupada, tanto formal como informal, tuvo una reducción de 2.7 por ciento y 2.2 por ciento, respectivamente.
Al cocinero está por salirle más caro las albóndigas que el caldo.
La solución en México es entonces aumentar el gasto en el desarrollo social y específicamente en la protección social, a sabiendas de que no sabemos si el dinero otorgado son peculios a fondo perdido y no conocemos si realmente es usado para el caldo. Ahora las empresas que incorporan impuestos y empleos han decidido dejar de enviar dinero de sus matrices para hacer crecer al negocio a donde están en el mercado, y solo dejando cierta cantidad de la utilidad generada, solo para mantener lo actual y por lo tanto el dinero no circula en mayor cantidad entre la población económicamente activa.
Entonces de qué sirve tener una población económica en crecimiento si la informalidad es mayor, esto significa menos cocineros con conocimiento y solo unos pocos que invierten en tenerlo, pero deciden mejor salir de México. Otros capacitados deciden emigrar para poder enviar el dinero para que su familia pueda hacer el caldo como debe ser, a costa de la desintegración familiar.
En resumen, el crecimiento económico está bajando y el poder adquisitivo contrayéndose; la inflación general bajando, pero la subyacente con tendencia al alza. La gente sigue comprando a precios altos pero muchos usando créditos con tasas altas, y proyectos en espera hasta después del tercer cuarto de 2023. El cocinero no sabe si quedarse para hacer el caldo menos rico para su familia, o mejor salir de México para que sigan disfrutando el mismo sabor, a expensas de no convivir con su familia.
Autor: Ramses Pech – Grupo Caraiva – Grupo Pech Arquitectos