El costo de los combustibles en México se han incrementado en precios corrientes por litro de 2018 a 2022 de la siguiente manera:
• Gasolina regular 16%
• Premium 17%
• Diesel 17%
En 2020 el consumidor pagó una mayor cantidad de impuestos en la gasolina regular (1) ante la caída del precio del barril de petróleo, y en 2022 el gobierno tuvo que dar subsidios para mantener el precio por debajo de la inflación observada.
La gasolina regular sí ha aumentado entre 16 a 18 por ciento, tomando como punto de referencia 2018 hasta 2022; esto indica que el mayor costo del incremento se ha derivado del costo del precio de barril que afecta a los precios de refinación, y los impuestos han disminuido dejando una menor recaudación de impuestos para el erario pero manteniendo un ingreso.
Este dato fue confirmado por parte de Comisión Económica para América Latina y el Caribe (2), y en conjunto con los datos registrados por parte de la Comisión Reguladora de Energía (CRE), Procuraduría Federal del Consumidor (Profeco) y la Secretaría de Energía (3), en donde a precios corrientes identifican estos incrementos.
En las últimas semanas han comentado que los precios en los combustibles han disminuido, pero este valor demostrado no es real para el consumidor que al fin de la cadena del precio unitario es el que paga, genera la demanda y el mercado.
En México no hay un mercado abierto real, y para lograrlo hay que ser autosuficiente. Para lograr ambas cosas, el porcentaje de importación no debe ser mayor a 5 por ciento y su objetivo debe ser controlar los costos que suman el precio final al consumidor. La realidad es que tenemos un mercado abierto controlado, en donde el precio es impuesto por el gobierno vía la Secretaría de Hacienda.
Un estudio reciente de Centre for Economic Policy Research (4) indica que en un mercado abierto real como el de Estados Unidos, un aumento de 1 por ciento en el precio del crudo se traduce en un incremento de 0.6 por ciento en el precio de la gasolina, lo que reduce aún más el impacto de los precios del crudo en la inflación.
El estudio sugiere que un aumento inesperado en el nivel de los precios de la energía por sí solo no crea una inflación persistente, solo crea un bache en el tiempo en la tasa de inflación. En otras palabras, las presiones inflacionarias en los datos mensuales disminuyen tan pronto como cesan los choques positivos en el precio de la gasolina pero en México esto no sucede, y sí afecta el aumento en las mercancías.
Los precios de los combustibles se miden a precio corriente (el que pagas en la estación de servicio) y no a precios deflactados, los cuales son una operación matemática, centrada en conocer el valor real eliminando posibles desviaciones.
¿Acaso cuando vamos a comprar en la estación de servicio le pedimos al despachador que nos dé el litro a precio deflactado, para poder tener un valor por debajo del mercado? Esto no es así, pagamos la suma de todos los costos que son adicionados para poder llevar el producto desde la refinería (fuera o dentro de México) hasta el punto de venta.
Otro dato que hay que dejar claro es que antes de la reforma energética los precios para tener acceso el consumidor eran subsidiados, y el gobierno tenía que sacar de los ingresos recursos para poder mantener el consumo constante. Pero después de 2015, los gobiernos han estado beneficiados al tener ingresos, y son usados para el gasto corriente de la nación y en los municipios. ¿Sabes tú en que se usan?
Para bajar los precios de los combustibles pueden ocurrir varias cosas: la primera eliminar el IEPS, llegar a ser autosuficientes o usar biocombustibles.
Un sector que puede ayudar a mejorar a los combustibles es el agrícola con la producción de caña de azúcar pues es un importante motor económico y se debe aprovechar de la mejor forma en beneficio de agricultores y mexicanos que dependen de esta industria.
● Existen más de 800 mil hectáreas cultivadas en 267 municipios de 15 estados del país.
● Es decir, si se incrementa su productividad y competitividad a través de la diversificación del cultivo, el beneficio será para los más de 2.5 millones de personas que dependen de la agroindustria de la caña de azúcar.
● México es el séptimo país en cuanto a producción y exportación de azúcar a nivel mundial.
● Según el Programa Nacional de la Agroindustria de la Caña de Azúcar (Pronac) 2021-2024, la producción de etanol a partir de caña de azúcar es una alternativa sostenible para la diversificación de la agroindustria cañera, al tener un amplio potencial de mercado como alternativa al oxigenante metíl-ter-butíl-éter (MTBE) usado en las gasolinas del país que se importa de Estados Unidos.
En el caso de producir etanol con la caña de azúcar puede ayudar a bajar el precio de los combustibles y generar un ahorro de 70 centavos por litro en la gasolina, de acuerdo con un estudio realizado por Biomovilidad.
Imagina que al eliminar el IEPS y usar etanol tendríamos entre 2 a 4 pesos menos al precio corriente que tenemos hoy en día; esto podría bajar la inflación subyacente (5) y por ende bajar a la general, y el dinero que se dejará de recaudar puede ser recuperado por medio de inversiones directas en el sector energético, y esto puede incrementar los impuestos al haber nuevas empresas que pagarían impuestos.
- https://twitter.com/economiaoil/status/1624210363918024706?s=20&t=sUE7Q9ryGqDFiv7BkstDug
- https://twitter.com/economiaoil/status/1624210361522987011?s=20&t=sUE7Q9ryGqDFiv7BkstDug
- https://twitter.com/economiaoil/status/1621203560225447941?s=20&t=sUE7Q9ryGqDFiv7BkstDug
- https://cepr.org/voxeu/columns/inflationary-impact-energy-prices
- https://twitter.com/economiaoil/status/1623764710041559043?s=20&t=sUE7Q9ryGqDFiv7BkstDug
Autor: Ramses Pech – Grupo Caraiva – Grupo Pech Arquitectos