Todo mundo espera el fin de semana del Waste Management Phoenix Open por dos razones: la primera es la gran cantidad de gente que se reúne en el campo, especialmente en el par 3 del hoyo 16, donde se convierte en una fiesta desde el miércoles. Y la segunda es porque se juega el mismo fin de semana del Super Bowl, por lo cual es uno de los muy pocos torneos del Tour que termina en sábado, precisamente para no interferir con el Supertazón.
Año tras año este evento que se juega en el TPC de Scottsdale se ha convertido en uno de los favoritos del público, en el que grandes cantidades de aficionados esperan entrar al campo desde antes de las cinco de la mañana. Se dice que el récord de asistencia en un solo día ha sido de casi 200 mil personas, lo cual combinado con la cantidad de alcohol, música y fiesta se ha convertido cada vez en algo muy difícil de controlar y las imágenes de aficionados intoxicados por el campo es cada vez más frecuente, al grado que en esta edición ya se meten de forma directa con los jugadores, como Zach Johnson y Billy Horschel, que tuvieron altercados de forma personal contra algunos de los espectadores.
El ganador fue Nick Taylor en desempate con Charlie Hoffman, pero lo verdaderamente trascendental es que el PGA Tour debe hacer algo urgentemente y parar esto que ya se les salió de las manos, y en cualquier momento puede recaer en algo mas grave. Comercialmente el torneo es un éxito que además logra recaudar cifras récord de beneficencia cada año. En mi opinión deben de poner límites al número de espectadores y de bebidas alcohólicas. El golf es un deporte de clase y definitivamente que acciones así dejan mucho que desear.
Tiger sigue siendo una incógnita
Esta semana se juega el Genesis Invitational y ha causado mucha expectación por el regreso de Tiger Woods a un evento del PGA Tour. Tiger no participa en un evento oficial desde su retiro en Augusta en abril del año pasado. Regresó en diciembre para jugar el Hero y el PNC Championship, pero la verdad es que no enseñó nada.
La realidad es que poco podemos exigirle y también no tiene nada que demostrar. Tiene 48 años recién cumplidos y lleva tantas operaciones que ni el mismo llevaría ya la cuenta. Cada vez que Tiger juega beneficia mucho al golf y los ratings de televisión se van al cielo. Ingrediente importante es verlo usar su nueva marca de ropa: Sun Day Red, en colaboración con Taylor Made, después de que a principios de año anunciara su separación de Nike, después de 27 años juntos.
El verlo terminar el torneo caminando será un gran logro. Recordemos que falta poco para el Masters, su evento favorito, y por qué no, soñar con una victoria más.
