Política

La sequía de 1922

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Mi abuelo Herminio Pérez Abreu dejó la presidencia municipal de la Ciudad de México a finales del año de 1921. Álvaro Obregón le ofreció una comida y lo despidió con las palabras de un caudillo en plenitud de facultades. El azar y el caudillo salvaron a Pérez Abreu de enredarse en uno de los más serios conflictos que enfrentaría la ciudad en esos años: la sequía de 1922.

El 22 de noviembre de aquel año, El Universal informaba: “La ciudad desesperada por la falta de agua. El público pide que el ayuntamiento sea disuelto en vista de su ineptitud”. Las bombas de la colonia Condesa habían estallado debido a un error humano, la reparación se complicaba y los días sin agua amenazaban al gobierno municipal con un malestar de furia y rebelión.

Tengo frente a mí una fotografía de la Casa de las Bombas de la Condesa que estaba ubicada en las calles que hoy hacen la esquina en Alfonso Reyes y Pachuca, donde se construyó la Secretaría de Economía, en la lateral del Circuito Interior, que entonces era el río la Verónica. El texto de la fotografía informa que la casa fue diseñada en 1907 por Alberto J. Pani. Labraron en la fachada motivos acuáticos y un rostro de Neptuno que miraba impávido en 1922 el trajín de los trabajadores que intentaban devolverle el agua a la ciudad que venía de Santa Cruz Acalpixca, en Xochimilco, por un acueducto subterráneo.

De las atarjeas empezaba a desprenderse un hedor penetrante. En el centro de la ciudad no había pozos artesianos, la peregrinación en busca de agua era un calvario. El viernes 24 de noviembre de aquel año, El Universal llevaba impreso este titular de alarma en la primera plana: “La ciudad continúa sin servicio de agua. Es ya insoportable la situación del vecindario”. En algunos puntos de la ciudad manaba un chorro mínimo de agua, pero sólo en la planta baja de las casas pues carecía de presión para subir a los tinacos. En las colonias San Rafael y Santa María, donde había pozos artesianos, los vecinos se surtían de agua acarreándola en botes para las necesidades caseras: “Los aguadores han resurgido y llevan los botes de agua a las casas, a veinticinco centavos para la planta baja, cincuenta para la alta”.

Entonces ocurrió la primera manifestación contra el ayuntamiento.

(La semana que entra contaré de “Los muertos del agua”). 

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Rafael Pérez Gay
Queda prohibida la reproducción total o parcial del contenido de esta página, mismo que es propiedad de Notivox DIARIO, S.A. DE C.V.; su reproducción no autorizada constituye una infracción y un delito de conformidad con las leyes aplicables.
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