La Selección Mexicana de Futbol enfrentará pasado mañana un duro partido contra su similar de Holanda. En Ámsterdam, sin la presión del público en las tribunas pues se mantiene esta restricción para evitar contagios de covid, pero en condiciones sin duda adversas.
Es un partido que surgió por las críticas que durante años se han dirigido contra quienes manejan la agenda del representativo nacional, que habitualmente se concentran en organizar juegos de preparación en ciudades de los Estados Unidos, en campos de juego que dejan mucho que desear y ante rivales de poca monta.
Como mucho hay de razón en esta crítica, quienes dirigen a la Selección aprovecharon que se juega una fecha FIFA y que los holandeses no tenían compromisos oficiales. Tiene el equipo nacional la ventaja de contar con varios futbolistas que juegan en Ligas del Viejo Continente y pues esto hace que la agenda resulte más razonable.
El tema es que, en tiempos de pandemia como los que se están viviendo, con el riesgo de contagios todavía muy alto, con la tensión que generan las duras medidas sanitarias que impiden que un partido de este tipo resulte un negocio atractivo, suena un poco a absurdo darle vida a este plan. Casi es una extravagancia que la Selección Mexicana de Futbol se enfrente este miércoles a Holanda en Ámsterdam.
El equipo dirigido por Gerardo Martino no tiene una ruta precisa de compromisos de carácter oficial en su área, la de Concacaf. Pero lo que viene cuando las cosas se reanuden es enfrentar la eliminatoria de la zona rumbo al Mundial de 2022. Ya estaba programada esta gira y entiendo que pudo haber resultado más cara cancelarla que cumplirla, pero se antoja que este tipo de duelos, exigentes por la calidad de los rivales, tendrían que ser en otros momentos... por ejemplo, en los meses previos a la realización de un Mundial, ya con el equipo clasificado y con los jugadores que competirán en esa justa.