Da lo mismo si el nuevo entrenador de la Selección Mexicana de Futbol es extranjero ajeno a nuestra Liga o foráneo formado acá o mexicano por los cuatro costados. Lo importante, lo único que debería importar es que su filosofía de juego, su estilo, sus propósitos y métodos, sean los que se definan, desde las altas esferas directivas, para el juego de nuestro representativo.
Y ahí está el problema. ¿Cuál es ese estilo o forma y procedimientos y métodos?
Es lo primero que debería de definirse, de forma diáfana, clara y precisa.
Pasan y pasan los días desde que se consumó la eliminación de los dirigidos por Gerardo Tata Martino en el Mundial de Qatar y no se define absolutamente nada.
Tenues golpes de pecho asumiendo culpabilidades bastante relativas, como las que hizo Televisa, utilizando para ello a algunos de sus periodistas y comentaristas. Pero fuera de eso nadie da pasos en ninguna dirección concreta.
¿Se van a reducir los extranjeros que cada equipo de la Liga Mx puede habilitar cada torneo? Al menos para este que arranca en enero del 2023 queda claro que no.
¿Se va a romper el contrato que la Federación Mexicana de Futbol mantiene con la empresa SUM (Soccer United Marketing) para que la Selección realice partidos amistosos (sin ton ni son) en ciudades de los Estados Unidos? Obviamente no.
¿Se va a acabar la multipropiedad en la Liga Mx? (tema que por cierto no veo relacionado de forma alguna con el asunto de generar una Selección más competitiva)… Pues tampoco veo que esto pueda eliminarse de forma inmediata.
¿Se van a “democratizar” los derechos de transmisión de los juegos de la Selección Nacional? (asunto que tampoco veo que impacte en el rendimiento en la cancha)… Pues menos lo sitúo entre lo posible.
No hay aprendizaje, no hay revolución. Vamos hacia lo mismo de cada cuatro años.
Rafael Ocampo
Twitter: @rocampo