Todo lo que se permea sobre las posturas divergentes de los directivos del futbol mexicano se construye por chismes. La cutícula apenas de un cuerpo activo y muy profundo es lo que se difunde habitualmente en los cada vez más teatralizados debates de las variadas mesas de análisis que programan los medios de información deportivos.
La realidad es que hay temas de gran fondo que conforman las diferencias entre un grupo y otro. El más importante se construye cuando se trata de definir el camino por el que la Liga de clubes profesional (la Liga Mx), tiene que caminar en los próximos años: unos consideran que esta ruta se debe dirigir hacia la Concacaf y especificamente con la MLS de los Estados Unidos y Canadá. Otros están convencidos de que la gran vía al desarrollo debe orientarse hacia el sur del continente, regresando a participar en campeonatos tan prestigiados como la Copa Libertadores.
No hay un espacio consistente en el que estas diferencias o estas posiciones argumentativas se expresen con el tiempo y el respeto que procede. Todo es chismes, repito. Que si Jesús Martínez, del Grupo Pachuca y Alejandro Irarragorri, del Grupo Orlegi, no se pueden ver ni en pintura, que se han insultado, etc, etc.
Considero que es fundamental abrir y ordenar esta discusión central. Habría que generar un gran foro físico y virtual en el que todos aquellos involucrados e incluso interesados puedan manifestar no sólo su posición, sino ideas, propuestas, proyectos.
Y concluido este gran foro habría que determinar un proyecto final y único. Un plan de trabajo que se firme y ejecute de forma absolutamente consensuada.
Uno y otro camino implicarán cambios que no necesariamente podrán ser asimilados de forma fácil y sencilla. Lo que no puede ser es que el presente y destino del futbol profesional mexicano, ese que importa a millones de personas, esté en manos de unos cuantos con un alcance de miras muy pero muy reducido.