Durante más de 23 años, el escritor mexiquense Carlos Olvera Avelar (1940-2013) sostuvo la columna de opinión “Crónica Toluca”, que siempre tuvo un llamado en la portada del diario local El Sol de Toluca donde se publicó semanalmente. En ella, el también dramaturgo y director de escena, catedrático y animador sociocultural nacido en Nuevo Casas Grandes, Chihuahua, pero avecindado en la capital del Estado de México desde los diez años de edad, habló de los más variados temas que tenían que ver, no solo con la ciudad, pues no se trataba de la crónica de lo local, sino con las más diversas preocupaciones sociales de todos durante, al menos, mil 200 semanas seguidas.
Era un ritual que bien relata Patricia Maawad, quien religiosamente entregaba a la redacción del periódico las encapsuladas reflexiones de 2,500 caracteres, escritas con la soltura de quien domina la expresión escrita de su pensamiento. Ya fuera con la sentencia propia del observador o bien con el azoro del protagonista, Carlos Olvera exponía con atingencia sus conclusiones sobre los hechos de la vida pública, ya fuera porque extraía la quintaesencia de las noticias de mayor impacto, o porque en la cotidianeidad del hecho se cifraba un rasgo definitivo de humor o de absurdo, tono del estilo con que el maestro distinguía sus entregas semanales.
El acervo de despachos periodísticos que Carlos Olvera dejó ordenados en su archivo personal revela su civil tentativa de ofrecer sus propias conclusiones a la anónima masa lectora del diario, que le pagó el favor con la coincidencia de opinar lo mismo que el columnista. A fin de cuentas, eso es ser un intelectual: la lupa o el ojo de pescado por el que todos vemos un aspecto o un momento de la realidad circundante, aunque no supiéramos qué opinábamos al respecto. Era la voz confiable del ciudadano común sobre los temas de interés general, expresada al margen de disputas políticas o religiosas, o de intereses mercantiles o de poder de unos cuantos.
En 2013, apenas unos meses después de la partida del maestro Olvera, el promotor cultural Pedro Daniel García Muciño editó para el Ayuntamiento de Toluca una selección inevitablemente breve de aquella Crónica Toluca, prologada por el actual cronista de la ciudad, Gerardo Novo Valencia, en la que se da noticia de ese esfuerzo continuado de más de dos décadas al servicio de la opinión pública. Dudo que haya ejemplares de ese volumen, pues al igual que el resto de su obra, aquella edición de 2013 no se encuentra fácilmente. Valdría la pena hacer una nueva edición con un compilado más amplio de aquellas prosas inmediatas de un escritor que soltó su mano en la columna de opinión, para dejamos un legado vivo de ideas sobre nuestro presente.