Cultura

Promesas de campaña

“Las falacias no dejan de serlo por estar de moda”, escribió Chesterton en la Inglaterra de hace casi cien años. Muy cierto, sobre todo ahora que atravesamos por un proceso electoral más para renovar autoridades locales y federales.

Toda promesa de candidatas y candidatos para abatir los problemas del presente tiene en sí algo de falacia, pues se basa en la creencia de que es posible, sin sustento objetivo de que así va a ser.

No es mi intención descalificar a priori ninguna promesa electoral, pero bastantes he escuchado en los últimos 40 años, al grado que puedo identificar el fracaso de varias, porque se sustentan simplemente en un buen deseo, nada más.

Pongamos por ejemplo una simple idea sobre cómo abatir la seguridad pública: que los policías ganen más dinero, para que no se sientan tentados a corromperse, porque policías honestos es lo que necesitamos para cambiar el status quo de perjuicio e impunidad rampantes. Se trata de un buen deseo, afincado en una hipótesis posible… en un mundo ideal, porque en el real hay factores que definen el comportamiento de la policía más allá de su ingreso económico: hay una correlación de poderes establecidos dentro y fuera del marco legal, en el que participan también otros ciudadanos cuyas motivaciones ignoramos, aunque presumimos legítimas: aquel que soborna para evitar una multa, por ejemplo, pero lo hace ante quien ya sabe de antemano que, si no se concreta aquí, el soborno se resolverá en otros tramos del proceso de sanción.

Una idea es una idea, pero debe ir acompañada de muchas otras, cuya realización realmente exitosa no depende de quien promete. Lamentablemente, ese pequeño sesgo es lo que da al traste a la idea original. Por eso las buenas ideas se convierten en falacias bienintencionadas.

Hay que prestar atención, debemos advertir al público receptor de los mensajes de campaña, para identificar dónde hay bases sólidas, datos, experiencias exitosas, en toda propuesta, y a partir de esos elementos saber si tal o cual promesa tiene posibilidades de éxito. Claro, nadie puede adelantar la eficacia de una idea puesta en marcha, pero sí que pueden valorarse sus probabilidades a partir de información objetiva.

A eso se reducen todas las promesas, incluso las que no son electorales.


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Porfirio Hernández
  • Porfirio Hernández
Queda prohibida la reproducción total o parcial del contenido de esta página, mismo que es propiedad de Notivox DIARIO, S.A. DE C.V.; su reproducción no autorizada constituye una infracción y un delito de conformidad con las leyes aplicables.
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