El catálogo de 13 obras de teatro escritas y puestas en escena por Carlos Olvera Avelar (1940-2013) con las compañías que él fundó a mediados de los sesenta en Toluca, refleja las preocupaciones de una generación de artistas que se cuestionaba los temas del amor y la muerte en situaciones límite, con escenas plenas de símbolos, en las circunstancias de la vida cotidiana. Títulos como “Decadencia” (1965), “Catarsis” (1965), “Las sirenas” (1966) o “Cuando la noche es alta aquí no llega el viento” (1967) son constancia de esa preocupación generacional, manifestada no solo en el teatro, sino también en la literatura y las artes plásticas.
Las puestas en escena se hacían en espacios adaptados, ya fueran el auditorio de la escuela pública “Miguel Alemán” o en los patios de la universidad, en los que se desarrollaban con elementos mínimos, recursos materiales limitados, en los que se desplegaban la creatividad y la imaginación simbolizada en aquellos escasos elementos de la escena por un grupo de actores y actrices, todos jóvenes, que no tenían una formación profesional en actuación ni producción teatral, sino un indeclinable ímpetu de transformar las condiciones de la realidad que no eran favorables para el nuevo lenguaje artístico en general que ellos enarbolaban.
Esa alusión estuvo presente en el segundo programa en homenaje al dramaturgo y director de escena Carlos Olvera el pasado sábado 8 de febrero de 2025, cuando José Luis Herrera y Juan Carlos Embriz hicieron alusión a estas limitaciones, que fueron la identidad del teatro experimental y universitario en sus inicios; esa condición era compensada con una genialidad de historias bien construidas, cercanas a los dramas individuales.
Esa cualidad de la narrativa de Carlos Olvera está presente en otras obras suyas: “Tolucanos” (1977), por ejemplo, muestra escenas que también se han adaptado para el teatro. No es de extrañar que sea así, pues el maestro se formó en dirección cinematográfica y teatro en su juventud, tanto en Francia como en Estados Unidos de Norteamérica, lo que le llevó a producir cine y teatro, ámbitos en los que fue reconocido ampliamente; por ende, en su narrativa prevalecen ambientes que favorecen una lectura escénica. Estoy seguro de que, leyéndolo, se entiende mejor este aspecto.