Apenas la semana pasada describíamos nuestra sorpresa por la historia del novelista Julio Godínez sobre el holocausto, y esta semana no podemos evitar dedicar esta entrega a otra de las más altas manifestaciones artísticas producidas en el contexto de la Gran Guerra: el “Diario de Ana Frank”, obra mundialmente conocida que ha sido adaptada para la escena por el escritor y director ecuatoriano Leonardo Kosta e interpretada por Delmy Muñoz, cuyo excelso monólogo hace de este montaje una pieza inolvidable del actual repertorio teatral.
Y qué mejor que haber visto este trabajo escénico en el Teatro Landó, sede en Toluca, Estado de México, del Circuito Nacional de Artes Escénicas en Espacios Independientes, que con esta obra abrió la temporada de presentaciones que terminará hacia el fin de este 2021.
No es casual que Teatro Landó sea el escenario propicio para este programa nacional, pues es quizás el único que mantiene una actividad constante aun en tiempos de pandemia, pues el año pasado supo enfrentar con imaginación y talento las adversidades de no contar con la presencia física de un público para sus iniciativas, y al cabo de estos meses consolidarse como un espacio independiente, fortalecido por un público fiel y diverso que hoy llena las funciones de teatro, cine y lecturas que propone la directora Betania Paniagua, principal animadora de este centro multicultural.
En esta ocasión lo hace con una propuesta escénica que subraya la vulnerabilidad de los jóvenes frente a los acontecimientos de la guerra, sea cual fuere su escala; lo digo porque hoy en México se vive una guerra que ha cobrado miles de víctimas cuyos deudos no encuentran justicia y requieren que sus casos se alcen como una voz unánime en contra del poder paralelo y la impunidad, instalados sobre el sistema de procuración y administración de justicia. El caso de Ana Frank, como de los millones de personas que murieron en la Segunda Guerra Mundial, ejemplifica cómo los conflictos armados cobran la vida de jóvenes inocentes y otros grupos vulnerables. Así lo plasma la actriz Delmy Muñoz, cuyo monólogo nos llama a reflexionar sobre el pasado y el presente, sin referirse a éste; la fuerza del texto escrito por una niña de 15 años nos lleva al punto de inflexión que significa enfrentar la guerra y perderla en el extravío de los derechos individuales.
Enhorabuena por la compañía Telón de Hospicio, que desde el vecino estado de Querétaro ha venido a mostrarnos su arte y la elocuencia de su trabajo teatral sin par; felicitaciones a Teatro Landó, y sobre todo a su público, sostén de un proyecto de largo aliento que, estamos seguros, no terminará pronto… por el bien del teatro mexiquense.
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