Política

¿Se salvan los ricos?

Clemente de Alejandría nació en Atenas hacia el año 150 y murió hacia el 216 de nuestra era. Dirigió la escuela catequética de Alejandría y fue un gran conocedor de la cultura y la filosofía. Se interesó mucho en descubrir y mostrar la armonía entre la filosofía y la fe. En una de sus obras conocida como "¿Quién es el rico que se salva?" aborda un importante tema social, el de la licitud de las riquezas.

Clemente es el autor cristiano antiguo que primero formula explícitamente y con toda claridad la licitud de la propiedad. Aquí hay que tener en cuenta que una herejía de su tiempo, el gnosticismo de Carpócrates, propugnaba una especie de comunismo. Sobre el sentido y uso de las riquezas había que orientar, además, a la comunidad cristiana.

Clemente aseguraba que Cristo no había prohibido buscar honestamente la riqueza, sino ser rico injusta e insaciablemente. Lo que Cristo manda respecto a las riquezas no es desprenderse de ellas sino de lo que impide que las usemos bien, que son las enfermedades del alma. Por otra parte, negar la licitud de la propiedad impediría dar de comer al hambriento, de beber al sediento, vestir al desnudo, acoger al desamparado, cosas que nos libran de la condenación.

Para Clemente las riquezas son bienes útiles e instrumentales y habla del uso común de ellas diciendo que "los que seriamente se preocupan de su salvación han de tener como principio primero que toda posesión de bienes se nos da por razón del uso, y el uso por razón de la suficiencia, que puede lograrse con poco".

El tema de la comunicación de bienes forma parte también de la doctrina de Clemente sobre las riquezas. La comunicación no es algo optativo, sino necesario y moralmente obligatorio, por lo que podemos nosotros relacionar su doctrina con el tema de la justicia social. Por eso exhorta diciendo que Dios creó al género humano para la comunión o comunicación de unos con otros... todo es común y no pretendan los ricos tener más que los demás. Así pues, es propio de la caridad decir: "tengo ¿por qué no he de dar parte a los necesitados?".

Las enseñanzas de este autor, y de otros autores cristianos antiguos, de alguna forma sique resonando las palabras de Juan Pablo II en su "sollicitudo rei socialis": "El derecho a la propiedad privada es válido y necesario, pero no anula el valor de tal principio. En efecto, sobre ella grava «una hipoteca social», es decir, posee, como cualidad intrínseca, una función social fundada y justificada precisamente sobre el principio del destino universal de los bienes".

Pedro Miguel Funes

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Pedro Miguel Funes Díaz
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