El bien común consiste en un conjunto de condiciones que posibilitan el desarrollo individual y social. Tal conjunto de condiciones se compone de bienes variados tanto materiales como espirituales. Así, para que se dé el bien común, se necesitan un medio ambiente equilibrado, casa, vestido y sustento, por hablar de ejemplos en lo corporal, y también trabajo, libertad, justicia, paz, seguridad, participación, educación y cultura, por hablar de algunos ejemplos en lo humano-espiritual.
El bien común se realiza en las sociedades en la medida en que en ella se alcanzan las condiciones requeridas para el desarrollo humano en un lugar y en un tiempo particulares que no es igual en todos los casos. Por ejemplo, para que una persona o una comunidad sobrevivan y se desarrollen en Alaska no se necesita lo mismo que para hacerlo en la cuenca del Amazonas.
El bien común es complejo porque lo que los seres humanos necesitan múltiple y entrelazado y abarca todos los aspectos de la persona y de la sociedad. En ningún lugar y tiempo se puede decir que haya sido alcanzado de manera absoluta y completa, porque la vida y la historia están siempre en movimiento. Por otra parte no se trata de una utopía, es decir de algo inalcanzable, puesto que realmente se realiza, aunque siempre gradual y dinámicamente. Así, un acto de justicia hoy no exime de practicar la justicia al día siguiente, una casa construida ha de recibir mantenimiento, la ciencia y el arte necesitan actualización y puesta al día, etc.
Sin duda un lugar esencial en el bien común es lo referido a los bienes económicos que permiten conseguir la comida, la ropa y un techo donde habitar. La pobreza en este campo es un obstáculo grave que detiene el desarrollo no sólo del cuerpo, sino también del espíritu. ¿De qué manera se puede medir la pobreza o la riqueza que permita más allá de los índices macroeconómicos percibir si una sociedad se encamina o se aleja del bien común?
Naturalmente la respuesta corresponde en parte a los especialistas en la economía y la política, pero desde el punto de vista humano y moral debe recalcarse que los medios económicos no pueden desvincularse del desarrollo en términos de cultura, libertad y justicia. Pongamos por caso una sociedad o un país que logran un crecimiento económico notable en el contexto internacional, pero que ha logrado ese crecimiento sobre la base de una mano de obra mal pagada y de la pobreza de sus ciudadanos o de los de otros pueblos, no puede decirse que camine por la vía del bien común.
El reto tanto a nivel internacional como a nivel nacional y local no está simplemente en mejorar los indicadores en forma parcial, lo cual es relativamente deseable, sino en mejorar de verdad las condiciones de vida de todos. Esta responsabilidad recae ciertamente de modo especial en los dirigentes de la política y de la economía, pero no exime a cada ciudadano a poner su propio granito de arena participando socialmente y colaborando a mejorar las condiciones de vida de su familia y de su comunidad, según sus talentos y posibilidades.