Es increíble como lo urgente logra que todo lo importante quede aparentemente postergado. Eso nos ha pasado con esta pandemia y no es para menos: hace más de un siglo que el mundo no había vivido una pandemia de este calibre.
Pero cuando despertemos de este sueño, de esta pesadilla, descubriremos que los temas que nos ocupaban continuarán ahí, solo que agravados. El cambio climático, la pobreza extrema, los feminicidios, el rezago educativo, el narcotráfico y en general todo lo que veíamos venir como una crisis, se instalará con más fuerza.
¿Quién se acuerda de Greta? Antes bastaba su nombre para instalar en la plática el tema del cambio climático. Hoy, la respuesta que recibo del 100 por ciento es: ¿Greta? ¿Cuál Greta?
Pero esta pandemia ha sido un medio de contraste que ha resaltado los tejidos sociales tanto como los individuales. A nivel individual hay quienes se fueron a su casa de campo o de ciudad y se olvidaron del mundo, como diría Tolstoi: viven para su propia barriga. Hay otros que algo han intentado hacer: desde despensas para ayuda elemental, hasta sueldos pagados a quienes no pueden trabajar.
Pero a nivel social, lo que esta pandemia nos ha dejado es importantísimo. Tomemos solo un ejemplo de muchos otros: la epidemia de diabetes en México. Se ha hecho evidente que ésta es el resultado del libertinaje con que hemos permitido que funcione la iniciativa privada. En Chiapas el agua que brota de manantiales está en manos de refresqueras: se le quita el agua a la población y se le devuelve en botellas de plástico contaminantes, caras y llenas de azúcar. También para matar el hambre, nada mejor que cualquier pastelillo barato azucarado: eso y el refresco es el “alimento”, o más bien, el veneno de quienes desarrollan diabetes en nuestro país. ¿Hasta cuándo?
En Ocosingo, Chiapas, hay un mural que representa una enorme botella de refresco amarrada a una cuerda; pequeños hombres y mujeres jalan esa cuerda intentando tirar el refresco, esto es: la refresquera. Ese mural siempre me ha recordado la canción de Lluis Llach “L’ estaca”: “Si yo la jalo fuerte aquí y tú la jalas por allá, seguro cae, cae, cae, y nos podremos liberar”.
Hoy podemos hacerlo de manera pacífica: ya es hora de despertar.