Durante los últimos 40 años México ha experimentado una tasa promedio de crecimiento real de su PIB de 2.6%, por debajo del promedio del mundo (3.55%) y de países pares que estaban por debajo de nosotros hace 40 años, como Corea del Sur (6.3%), India (6.4%) y Turquía (4.6%); por debajo también del promedio de las economías emergentes (4.6%). Notablemente, nuestra tasa de crecimiento promedio ha sido similar a la de EU (2.7%) y economías desarrolladas (2.5%).
Mi hipótesis es que nos comimos un periodo de crecimiento por el que los países avanzados pasaron antes, basado en inversión, para adoptar el actual modelo de economías maduras, basado en el consumo. En efecto, nuestro consumo como porcentaje del PIB se ha mantenido durante ese periodo alrededor de 65% comparado con EU (68%) o Inglaterra (61%), mientras que países en vías de desarrollo mantienen un consumo como porcentaje del PIB entre 45% (Corea) y 55% (Turquía).
No es sorprendente que la contraparte del consumo (abstrayéndonos de los diferenciales provenientes de la balanza comercial), que es la inversión, ocupa un lugar más preponderante en los países que nos han superado en crecimiento económico. Mientras en México la inversión como porcentaje del PIB ha fluctuado entre 20-26 por ciento durante el periodo, similar a la de EU, en Corea, Turquía e India se ha mantenido arriba de 30%.¹
Es posible que el modelo de desarrollo seguido hasta hoy en México de invertir en estados cercanos a la frontera norte pueda explicar esta baja tasa de inversión, donde los retornos al capital se hayan ya igualado a los de aquel país, y que la respuesta para incrementar la inversión pueda tener sus bases en el modelo actual de desarrollo del sur, donde la relativamente más baja productividad de la mano de obra presenta oportunidades de una tasa atractiva de la inversión de capital. Esta tesis ha sido repetida como política de crecimiento desde los 60’s, a raíz del estudio seminal de Dávila, Kessel y Levy: “El sur también existe...”², y que ahora finalmente se cristaliza con los esfuerzos de inversión en infraestructura realizados por la actual administración. Toca ahora a la iniciativa privada fortalecer esta iniciativa llevando negocios que aprovechen la infraestructura creada.
¹ https://www.theglobaleconomy.com
Patricia Armendáriz
@PatyArmendariz