Nos pasamos 50 horas de “debate” presupuestal en el Legislativo, perdidas en su mayoría en la construcción de una carátula mediática del PAN y PRD, con respuestas de Morena y sus aliados, algunas acusatorias, otras explicativas y algunas propuestas valiosas, principalmente del PRI. La oposición insistió en ignorar que el presupuesto cumple con implementar la visión del gobierno federal plasmada en el Plan Nacional de Desarrollo. Pero más ilógico fue escucharlos reclamar, como si no existieran en el presupuesto, una y otra vez, acciones que justamente hacen que yo llame a éste el Presupuesto del Bienestar porque se centra en el objetivo 2 de la Estrategia Nacional, que consiste en “Garantizar empleo, educación, salud y bienestar”, y que en su conjunto conforman 62.7 por ciento del gasto programable de este ejercicio.
En particular, el ramo de salud tan reclamado en tribuna crece 33.48 por ciento con respecto al monto asignado a este rubro para 2021, crecimiento concentrado en el gasto para medicamentos gratuitos, vacunas y construcción de infraestructura.
Otra gran injusticia fue culpar al gobierno del aumento en la pobreza sabiendo que este fue un fenómeno generalizado en el mundo producto del covid y que en México se atenuó justamente por las acciones enfocadas del gobierno. Pero lo más contradictorio fue llamar “programas clientelares” a las transferencias sociales que incluyen rubros justamente reclamados tales como la atención a niños y que, según la tipología de Coneval, incrementaron su participación de 11 a 15 por ciento del gasto programable.
Los países desarrollados tardaron 100 años en construir el estado de bienestar que todos anhelamos a través de esas transferencias sociales “clientelares”, principalmente porque fue arduo el camino de construir la base tributaria necesaria para tal fin, en promedio de 40 por ciento del PIB. Nosotros vamos en 20 por ciento. Y el presupuesto sigue apuntando el mismo rumbo de acceso universal al empleo, salud, educación y bienestar.
Dos cosas tienen que cambiar: la falta de respeto del PAN a la investidura presidencial, los insultos entre partidos y la vergonzosa pantomima insultante digna de un circo. Nuestros representados merecen nivel y profundidad de diálogo.
@PatyArmendariz