A partir de la crisis bancaria de 1994 tuvimos que extranjerizar a la banca mexicana. Los banqueros que la habían comprado al gobierno apenas cuatro años antes estaban exhaustos y entendimos que era indispensable preferir capital fresco, que ya no se consiguió entre banqueros mexicanos, que re-nacionalizar al sistema que se había privatizado con grandes pérdidas ocultas por mala administración gubernamental, o dejar un sistema bancario débil sin capital que sus compradores originales ya no podían aportar. De la crisis misma sobrevivieron solamente Banamex, Bancomer, Banorte y Bital, que a su vez nos habían ayudado a comprar algunos bancos quebrados. Apenas unos cuantos años después se vendieron a Citibank, BBVA y HSBC, respectivamente. Solamente Banorte ha prevalecido como un banco privatizado controlado por mexicanos.
Durante las ventas yo ya estaba en Basilea en el Banco de Pagos Internacionales (BIS, por sus siglas en inglés), al que acudía continuamente Guillermo Ortiz en su calidad de gobernador de Banxico, quien me encargó investigar sobre experiencias de extranjerización y sus consecuencias en el sistema de pagos. No encontré nada relevante sobre el tema, pero sí advertí sobre la volatilidad de la banca extranjera por estar sujeta a decisiones de sus operaciones globales. Y eso justamente ha sucedido en México en años recientes. Comenzó con un banco que cuando fue adquirido competía en tercer lugar en número de sucursales, y se ha venido deshaciendo de ellas y cerrando cuentas de ahorradores pequeños en sentido contrario a la inclusión y bancarización que queremos. Otro banco se quedó pequeño. Otro nos deja “con el Jesús en la boca” cada vez que se le ocurre algún evento de quebranto en sus operaciones globales. Y ahora Citibanamex anuncia la venta de su banca comercial por decisiones globales.
En 1994 no había opción y tuvimos que “extranjerizar” a nuestra banca. Pero ahora espero que la tengamos para procurar, como en muchos otros países, incluido Estados Unidos, regulación secundaria que permita el desarrollo de una banca local de largo plazo que contribuya a la bancarización e inclusión financiera que tanto necesitamos para financiar el crecimiento del país.
Patricia Armendáriz
@PatyArmendariz