A un año de la tragedia por las explosiones por una toma clandestina de gas LP a la red de gasoductos de Pemex en San Pablo Xochimehuacan, nada ha cambiado para los delincuentes.
Aunque el gobierno federal presume que erradicó el robo de gasolina, ésta persiste y se agudiza al perforar ahora los gasoductos, lo cual da el calificativo de huachigaseros.
No bastaron las muertes ni la destrucción de las viviendas en la junta auxiliar de San Pablo Xochuimehuacan; tampoco la detención de una célula de criminales responsable de la tragedia, porque el negocio ilícito vive la bonanza.
Los sistemas de seguridad pública federal estratégica están desactivados, o en el peor de los casos, superados por la delincuencia organizada que impune sigue con el negocio ilegal de “pinchar” los ductos que trasportan gas LP.
Puebla tiene el récord en el robo y tráfico de hidrocarburo y el negocio se extiende e impone un mercado negro que controla la delincuencia.
Para el primer semestre de 2021, Puebla ocupó el primer lugar nacional en cuanto al número de tomas clandestinas, con 846 registros en los ductos de Pemex.
De acuerdo con diversos reportes periodísticos, la entidad reportó un incremento en mayor porcentaje (registró 17.99 por ciento más): hubo una toma clandestina cada 5 horas y 10 minutos.
Asimismo, de 2020 a 2021 Puebla pasó de 168 a mil 81 tomas clandestinas en robo de hidrocarburo en ductos de Pemex, siendo el segundo lugar nacional, con un incremento de 543.45 por ciento, registrando una toma cada 4 horas y 3 minutos.
El negocio del robo y tráfico de gas LP en el estado circula por las calles, y de acuerdo con Ángulo 7, de enero a junio de 2022, en Puebla se reportaron 80 denuncias por robo de pipas de gas LP, un incremento de 45.4 por ciento en comparación con las 55 del año pasado.
Desde 2019 se advertía que el robo de gas LP sustituiría al huachicol como el delito más preocupante de hurto de hidrocarburo.
De 2018 a la fecha, pese al optimismo oficial, el robo a los gasoductos, como ocurre con la gasolina, es un “negocio” altamente rentable como el tráfico de personas y otros ilícitos en una estrategia de organización corporativa como holding de empresas del crimen.
Pablo Ruiz
