“Ahora los delincuentes nos matan por ser pobres”, la cita textual es de la empleada de una vidriera de la 24 Sur, negocios que en menos de 15 días ha sido asaltado.
Ella y otros empleados fueron despojados de sus celulares, carteras, bolsos, relojes y los ladrones se llevaron también computadoras y hasta catálogos.
Uno de los delincuentes encañonó y amenazó a la empleada con hacerle daño porque no tenía más dinero en el bolso.
La sociedad poblana, vulnerable ante los delincuentes, se siente defraudada por el gobierno que los ha abandonado, en la medida que los mandos policiacos son ineficientes en el cumplimiento de su deber.
No es difícil entender el desastre total en materia de seguridad pública en el estado; éste empieza por los yerros cometidos en la fallida contratación de los encargados de seguridad pública.
Sería exitosa la seguridad pública si al frente de la SSP del estado el mando policiaco reuniera el mejor perfil por su formación y carrera policial, capacidad y experiencia, requisitos mínimos que no cumple el secretario de Seguridad, Miguel Ildefonso Amézaga Ramírez.
Se sorprenderá la sociedad poblana, y entenderá por qué la delincuencia impone la ley del plomo y la sangre.
Resulta que el principal mérito del vicealmirante Amézaga Ramírez para ocupar la SSP del estado es su vínculo familiar con el secretario de Marina Armada de México, Almirante José Rafael Ojeda Durán “El Pollo”.
Amézaga Ramírez llegó al cargo en la SSP del gobierno del estado de Puebla por el simple hecho de estar casado con la hermana de “El Pollo”, el secretario de la Marina, Ojeda Durán.
De lo único que se sabe del vicealmirante Amézaga en la Semar es su experiencia en máquinas de embarcaciones, desde corbeta hasta navío, pasando por fragata, lo que lo haría un buen capitán en el Lago de Valsequillo, pero no para resguardar la seguridad de los poblanos.
Si es titular de la SSP estatal por una práctica de nepotismo, la pregunta es obligada: ¿pues no que ya no más cuates, familiares o recomendados en el gobierno?
Los poblanos pagan con vidas y patrimonio la práctica de nepotismo, al dejarse la seguridad pública en manos inexpertas.