Al cumplirse los 120 días de gobierno en la ciudad capital, por segunda ocasión, el alcalde Eduardo Rivera Pérez debe ser transparente con los ciudadanos.
Ser realista en estos tiempos de adversidad, en varios aspectos, es lo mejor para que las expectativas que ha generado no se conviertan en desencanto en un año.
Está obligado frente a los habitantes de la ciudad a explicar la realidad de las finanzas municipales, básicamente, en qué consiste el “hoyo financiero” causado por el gobierno morenista.
Los más de 21 mdp faltantes en las arcas municipales, el desorden administrativo, el pago de obras inconclusas y el sembrado de plazas laborales de “aviadores” de Morena no pueden quedar en el borrón y cuenta nueva.
Sin embargo, no puede echarle la culpa al pasado sobre problemáticas como la inseguridad pública y la expansión de ambulantes en el Centro Histórico, en el primer cuadro de la ciudad y fuera de él.
En el primer caso, el más reciente reporte de percepción de inseguridad pública señala que ocho de cada 10 poblanos se siente vulnerable en la capital, por lo que urgen respuestas contundentes.
Persiste el alto índice de delitos del fuero común y los homicidios dolosos están al alza. Son varias las colonias donde los hallazgos de personas desmembradas son escalofriantes.
Cierto, las labores de las policías son preventivas, pero es innegable que en durante el trienio de Morena se asentaron las células de la delincuencia organizada, pues encontraron las puertas abiertas de la ciudad con la estrategia de: “Abrazos, no balazos”.
El narcomenudeo es la principal actividad delictiva patrocinada por la delincuencia, en un reparto y disputa de la ciudad que cada vez se torna más violenta y sangrienta.
Detrás del comercio en la vía pública con el gobierno morenista florecieron las actividades ilícitas, colocando así al ambulantaje como la fachada para cometer otro delitos.
En pleno Centro Histórico sigue la actividad de los ambulantes, en específico, en la Avenida Reforma, algo inexplicable cuando se asegura haber cumplido con el reordenamiento, que es a medias.
Se ha desbordado la prostitución y las calles céntricas siguen invadidas por mujeres explotadas por proxenetas que gozan de impunidad.
Por entusiasmo no ha parado el alcalde, con todo y sus mañaneras, los desfiles y las luces decembrinas, pero la problemática de la ciudad capital hoy es más compleja.