Política

La última foto

Tras una larga, angustiante y predecible búsqueda, por fin, Debanhi Escobar apareció.

Apareció de la peor manera posible. Tanto en lo físico, como en la forma en que las autoridades dieron con ella. Tan increíblemente absurda como su muerte, fueron las causas balbuceadas por la Fiscalía. De no creerse.

Por ello el padre de Debanhi se siente terriblemente mal. Al inconmensurable dolor de la pérdida de su única hija, se suma la rabia que siente por haberse alineado a las instrucciones dadas desde la Secretaría de Seguridad. Decidió no incomodar, hacer las veces de colaborador, de vocero aliado, se esforzó por actuar como una víctima empática. Quiso creer que la justicia estaba de su lado. El hallazgo final le confirmó lo que sabía a las 78 horas de haberse iniciado la búsqueda. Fueron 13 días de horror.

“Por creer en la Fiscalía –declaró el padre de Debanhi– pido perdón a mi familia. Fueron muchos los días y la Fiscalía no hizo su trabajo correctamente. Mi hija está muerta y no sé qué hacer; estoy molesto porque me equivoqué; creí en la Fiscalía. […] Ellos no hicieron su trabajo. […] Perdónenme, es todo lo que tengo que decir”.

¿Pero a estas alturas qué pueden ofrecerle las autoridades? ¿Mostrarle los videos completos? ¿Permitirle examinar los expedientes de la investigación? ¿Dar con los asesinos para poder procesarlos y meterlos a la cárcel? ¿Prometer que los muchos errores cometidos durante la investigación no volverán a cometerse? ¿Dar con nuevos cuerpos de mujeres desaparecidas?

El desenlace fatal del caso de Debanhi Escobar Bazaldúa dejó al descubierto la eficacia de los mecanismos de procuración de justicia para revictimizar a las víctimas. Las más de 800 desaparecidas hasta fines del mes de marzo –sin contar los casos no denunciados–, son la tétrica prueba de ello.

Por eso, la última foto de Debanhi a solas en la carretera, encarna mucho más que el terrible y doloroso recuerdo de una vida arrebatada cobardemente. Se ha vuelto el símbolo de la soledad, vulnerabilidad, impunidad y la más vil y ruin infamia. El reflejo de una forma de injusticia perpetua que ha envilecido el pasado, pervierte el presente y denigra el futuro de todas las mujeres.

Pablo Ayala


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Pablo Ayala Enríquez
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Queda prohibida la reproducción total o parcial del contenido de esta página, mismo que es propiedad de Notivox DIARIO, S.A. DE C.V.; su reproducción no autorizada constituye una infracción y un delito de conformidad con las leyes aplicables.
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