Política

La antesala de la compasión

Las imágenes del fango y las ruinas de las casas y edificios haitianos, me hicieron recordar la inquietante tesis del libro de Paul Bloom, Contra la empatía. Argumentos para una compasión racional. Por decir lo menos, la lectura me hizo dudar de algunos frutos sociales que se desprenden de nuestra capacidad para ponernos en los zapatos de los demás. Me explico.

Como dice Bloom, entendida como sentimiento moral, la empatía nos lleva a tratar a los demás del modo en que nos tratamos a nosotros mismos, reduciendo el espectro de nuestro egoísmo y aumentando las posibilidades de ser unas mejores personas (prejuicios más, prejuicios menos, alguien rabiosamente egoísta, difícilmente podría ser considerado buena persona).

Hasta aquí, las bondades sociales de la empatía parecen claras, sin embargo, en la medida que profundizamos en las posibilidades efectivas de la noción, la perspectiva se tambalea. Va un par de ejemplos.

Piense en la imagen que circula en las redes de una mujer afgana haciendo malabares para pasar por encima de un alambre de púas a un bebé de meses, para que un soldado desconocido lo reciba. Ahora piense en el rostro de alguno de los haitianos que deambula desconsoladamente entre los escombros de su casa.

¿Verdad que no necesitó echar mano de la imaginación para meterse en la piel y zapatos de estas personas, y concluir que lo sucedido puede entenderse como una desgracia mayúscula? Si esto es así, ¿tendría sentido continuar esforzándonos por hablar de la empatía cuando, como dice Bloom, “hay todo tipo de actos de generosidad en el mundo real que no están motivados por un interés empático”?

Más allá de lo que diga Bloom, estoy convencido que echar mano de nuestra imaginación para ponernos en el lugar de los demás, especialmente de quienes sufren, nos permite dimensionar el lugar de privilegio que tenemos, ponderar la urgencia de aliviar el dolor ajeno y disponernos para actuar de una manera más compasiva con los nuestros, los vecinos, los haitianos o los afganos.


Pablo Ayala


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Pablo Ayala Enríquez
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