La tos persistente en los pacientes les hace preguntar a ellos mismos y sus familiares y amigos ¿No tendrás neumonía?
Y es ahí donde empiezan a poner más atención en los síntomas; más aun si tienen fiebre o dolor en el pecho.
Y efectivamente un paciente adulto con un cuadro gripal que no mejora o se cura en un plazo de una semana, o al contrario, se siente peor, con: fiebre, dolor muscular, tos con flema o moco, sudoración y dolor en el pecho, la sospecha de un cuadro neumónico clínicamente es alta; el médico por lo común lo confirma durante la exploración; al escuchar sus pulmones con el estetoscopio comprueba la presencia de estertores; son sonidos como un “borboteo” con popote en un vaso lleno de agua; desde luego hay intensidades y localización y distintos tipos de borboteos; el de la percusión y el tacto es un método diagnóstico muy fino, elegante y preciso en buenas manos clínicas; el médico coloca sus manos en el pecho del paciente anterior y posterior y puede sentir y hasta escuchar (sinestesia) con sus manos cómo se trasmite el flujo el aire a través del tejido pulmonar sano y diferenciarlo del pulmón afectado; es fascinante sentir y escuchar esas diferencias en el pulmón dañado por neumonía.
Para estos momentos el médico ya está pensando en cómo tratar al enfermo; qué antibiótico le va a recetar, la dosis y la vía de administración; el antibiótico es la piedra angular y curativa en la mayoría de las neumonías infecciosas de origen bacteriano.
Luego viene la pregunta del paciente: ¿y no me va a pedir una placa o una radiografía? O más exámenes de sangre doctor!
El médico clínico azuzado o provocado por el paciente deja ver una mueca leve de sonrisa y complace al enfermo para hacerlo sentir seguro.
Sin embargo, un clínico sagaz y con experiencia no requiere de ningún estudio para el diagnóstico de una Neumonía.
Los estudios nos sirven para confirmar o descartar otros males; respecto a la curación esa nos la dirá el enfermo en su evolución sintomática.
