Política

Nuestras libertades

Tenía la esperanza que para este lunes hubiera la posibilidad (o la necesidad) de escribir de otro tema que no fuera el arranque iracundo y fuera de orden legal del Presidente de México contra periodistas y, por extensión, contra la libertad de expresión.

Tenía la esperanza que alguien le hubiera hecho entender al mandatario que exhibir datos personales de los ingresos de un particular -así sea un odiado periodista- por mucha antipatía que le inspire, no es algo digno de un hombre que se ufana de ser el depositario de la confianza de 30 millones de personas y seis años de plazo para darle mejor rumbo a este país.

Consideraba posible y probable que tras el desmesurado y poco fundado intento de hacer que un organismo autónomo como el INAI o una dependencia como el SAT, transgredieran la ley para verificar y ratificar públicamente datos fiscales de un periodista incómodo; se entendiera en Palacio Nacional durante el fin de semana el exceso pretendido y la peligrosa señal de amenaza implícita contra la libertad de expresión, por una distorsionada idea de derecho de réplica.

Aún creía que, por el bien de este país, la posible buena intención y sensibilidad del líder social y político más influyente de los últimos tiempos, daría lugar a algún viraje y le llevaría a exponer para sus seguidores elementos verosímiles de su determinación contra la corrupción, sin distingo de personas, o a replicar con solidez y desvirtuar los señalamientos periodísticos que sembraron interrogantes sobre algún posible conflicto de interés o tráfico de influencias de sus familiares.

Necesitaba, como muchos mexicanos y mexicanas, ver y escuchar que el hombre más poderoso de este país mostrara conocimiento, magnanimidad y sobre todo serenidad para ejercer el poder, luchando para mostrar -por ejemplo- que no hay que resignarnos a que los criminales trunquen con sus lances impunes el mercado del aguacate mexicano o cualquier otra actividad económica, ni que tengan campos minados en ninguna entidad, tampoco que grupos “porriles” deban recibir pagos por liberar carreteras o que se asesine a un periodista cada semana.

Pero nada de eso pasó y este lunes fue peor, los problemas agobian a la población, los resultados de gobierno no son sobresalientes y el mandatario insiste en debatir sin sentido, o buscando otros distractores.

Irónico que se tenga que luchar por defender la libertad de expresión contra quienes siendo oposición tanto se valieron de ella para combatir al poder y llegar a él, tal vez pensando hoy equivocadamente que nunca la volverán a requerir.

Habrá que seguir batallando porque no se revierta nada de lo conseguido en la defensa de la libertad y la democracia, aun en contra de quienes se nieguen hoy a reconocer que requerirán esa libertad para defender sus derechos tan pronto como una decisión del grupo al que pertenecen los intente pisotear o ignorar. Ojalá no se tengan que morder la lengua quienes creen equivocadamente que esto de se trata de reposicionar viejos grupos de poder. Ojalá miraran más alto.

Óscar Glenn


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Queda prohibida la reproducción total o parcial del contenido de esta página, mismo que es propiedad de Notivox DIARIO, S.A. DE C.V.; su reproducción no autorizada constituye una infracción y un delito de conformidad con las leyes aplicables.
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