Llegó el tiempo de conmemorar el Bicentenario del Poder Judicial del Estado de México y aunque quizá pocos lo hubieran imaginado cuando iniciaron los preparativos, este significativo aniversario se da en medio de un proceso de transformación desafiante en el que aún se mantiene la intención y esperanza de que resulte positivo y ejemplar, si se idealiza un poco, pero de fondo realmente es necesario que los actores políticos a cargo asuman su responsabilidad y aquilaten lo construido a lo largo de estos años y lo valioso de la buena colaboración institucional con el Ejecutivo para preservarlo en este proceso y ofrecer a la ciudadanía mejores instituciones, si no es mucho pedir.
Bien dijo el pasado viernes el Presidente del Tribunal Superior de Justicia, Fernando Díaz Juárez: les corresponde asumir el desafío de evolucionar y especialmente “recuperar la legitimidad frente a la ciudadanía y garantizar que la justicia sea un derecho y no un privilegio” responsabilizarse de hacer la justicia más accesible, humana, cercana, sensible y sobre todo confiable. Ojalá quienes aplaudieron este discurso, en el presidium como en la sala, entiendan la dimensión de esas palabras y se comprometan a ello.
De rescatar también, por todo lo que vale cada palabra, apreciación y compromiso de la primera mujer gobernadora de este estado. Luego de reconocer la calidad de los integrantes del Poder Judicial, aseguró que las reformas judiciales deben traducirse en la mejora del sistema, confiando que el talento y la profesionalidad de los juristas mexiquenses serán claves para el éxito de las transformaciones en el país. Ojalá con esa convicción y determinación se cumpla. Que pasen de las palabras a los hechos y hagan la diferencia que se necesita imperiosamente.
Provocaciones
#Margallate: Si a muchos preocupaba el proceso de selección de aspirantes a posiciones en el Poder Judicial Federal, por las altas probabilidades que muchas personas con dudosos antecedentes o vínculos resultarán elegibles -lo cual se sigue documentando- el escenario empeora en solo dos días de campaña de aspirantes, pues no se ve como se garantizará que a través del voto popular llegaran a las diferentes posiciones las personas idóneas, pues es irreal la pretensión que solo tocando puertas, con foros espontáneos y con las plataformas digitales, personas con y sin recursos y poca habilidad para comunicar compitan contra los que pueden estar disimuladamente respaldados por grupos de poder. Ojalá me equivoque, pero así se dificulta más aspirar a conseguir niveles de participación ciudadana decorosos.