Adiós, papito
A una semana del primer Informe de gobierno de la presidenta Claudia Sheinbaum, en Palacio Nacional trabajan a marchas forzadas para pulir el documento de resultados y, en especial, para que éste responda a la actual estrategia: posicionar a la titular del Ejecutivo como el máximo liderazgo de Morena, con miras a tomar las riendas del proceso electoral rumbo a 2027, pero que inicia el próximo año.
Se observa que la mandataria, mientras libra visiblemente una lucha intestina en el instituto político oficial, pretende hacerle un guiño a las fuerzas más representativas de la oposición, las cuales desde el sexenio pasado están desdibujadas, aunque parece que pueden todavía funcionar como un contrapeso a las corrientes morenistas no alineadas, aquellas que suelen poner piedras en el camino a la administración federal y que hoy empiezan a verse debilitadas.
Por ejemplo, en el texto del informe anual, nos adelantan, habrá muchas referencias positivas a los estados gobernados por el PAN y Movimiento Ciudadano, con datos respaldados por el Inegi y hasta por la Secretaría de Seguridad y Protección Ciudadana, y lo cual tendría que ver con logros de esas entidades en materia de bienestar e incluso de combate a la inseguridad y a la violencia.
La premisa es transmitir coordinación entre el gobierno federal y los estatales, con resultados que hablan principalmente de disminución de los delitos en estados como Guanajuato, donde el secretario Omar García Harfuch ha puesto especial atención, o de mejoras palpables en los índices de desarrollo social en entidades como Chihuahua y Nuevo León.
En términos de pobreza, el porcentaje promedio de población en esta condición se ha reducido a 18.6%, pero, según el propio Inegi, en las entidades morenistas es de hasta un 31.4%. Por otro lado, la proporción de personas no pobres y no vulnerables es sustancialmente mayor en los territorios opositores: 41.9% frente a 29.8% que persiste en los de Morena, de acuerdo con datos oficiales.
Palabras clave
La Presidenta sigue construyendo su propio proyecto rumbo a la elección intermedia y, por supuesto, para 2030. Toca también construir su propio concepto de bienestar, en el que los modelos de los estados gobernados por Morena tengan, como las tienen, “áreas de oportunidad”, en especial si los gobernadores fueron colocados por otras corrientes políticas internas.