Con bombo y platillo en muchos escenarios, con cautela, en otros, acabamos de recibir la noticia de que, tras más de tres años de una larga y dolorosa pandemia, las autoridades sanitarias del mundo y de nuestro país, han dado por concluida la fase de emergencia por el coronavirus.
Hablar de lo que perdimos o de lo que se llevó o de cómo nos cambió, me parece innecesario en estos momentos, en los que, acaso, además de dar gracias por estar vivos, podríamos aprovechar para analizar el aprendizaje que a cada uno nos dejó.
En mi caso, lleno de fe, esperanza y expectante, prefiero ponerle letras a mis pensamientos positivos y a las declaraciones afirmativas de este gran episodio que sucedió en 2023.
Para ser más precisos, fue a partir de mayo de 2023 cuando cada uno, a nuestra manera, comenzamos a vivir una nueva realidad que la pandemia nos dejó, dando gracias a Dios por todo lo que tenemos hoy y por delante, dejando atrás un pasado con tantos capítulos difíciles escritos en nuestro libro personal de la vida.
Sucedió en el 2023, como si fuera un nuevo despertar, cuando además de voltear y ver a la pandemia como parte del pasado, hoy tengo la oportunidad de re valorar lo que ha pasado en mi historia en estos últimos tres años de existencia, donde más allá del covid y sus secuelas, acontecieron situaciones únicas e irrepetibles que hoy hacen de mí lo que soy, aspirando a continuar evolucionando con un propósito renovado.
Diversos autores de neurolingüística, coaches de vida, mentores, psicoterapeutas, pensadores, así como mujeres y hombres de fe, sugieren técnicas similares para declarar, orar y pedir nuestras intenciones en tiempo presente, con la fe y gratitud tales, como si ya hubieran sucedido.
Algo así como, sucedió en el 2023 cuando dejé atrás la culpa, me sentí liberado y he obtenido una paz, armonía y equilibrios nunca antes experimentados.
Sucedió en el 2023 cuando mis años de aprendizaje, incluyendo los momentos que pensé críticos, le han dado un verdadero propósito a mi vida, incluyendo el descubrimiento de dones, regalos, talentos y bendiciones que hoy me hacen un nuevo hombre al servicio de los demás.
Sucedió en el 2023 cuando se rompieron las cadenas de las limitaciones y esclavitudes que aún me impedían ser quien realmente soy, para dar paso a una vida llena de fe, confianza y esperanza de cumplir sin temor mi propósito real, con desapego y alegría.
Sucedió en 2023 el despertar de mi consciencia y el deseo de escribir nuevos capítulos llenos de gozo y abundantes bendiciones, como lo deseo para ti, sugiriendo con mucho respeto te atrevas a ponerle palabras a tus pensamientos.
Si te animas, hazlo y comienza a ver las cosas diferentes. ¡La guerra terminó!
