Cultura

Renacimiento

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En un domingo en el que, al menos en la mayor parte de mis chats todos hablaban, bien o mal, del ejercicio de revocación de mandato que ayer se llevó a cabo en nuestro país, la gente se disponía a comenzar sus vacaciones de la Semana Santa y muy pocos comentaban otros temas de coyuntura, me parecía como muy atrevido escribir para este lunes un artículo de adicciones, codependencia o espiritualidad, suponiendo que habría menos interés de lo normal en este espacio semanal.

No obstante, fiel a mi creencia de que donde dos o más nos reunimos, ahí está la presencia del Poder Superior, Dios como yo lo entiendo, quise compartir un breve testimonio de lo que para el que escribe ha significado un renacimiento de un año a la fecha, lo que me lleva a seguir creyendo que uno siempre puede reinventarse en cualquier circunstancia.

Y es que justo ayer me topé que, en mi Facebook personal, en la sección de recuerdos, aparecía una foto del 10 de abril de 2021 con un título que decía “Renacimiento”, descrito como: resignificando, reconstruyendo y reconectando con mi Yo Soy.

Por supuesto la publicación me trasladó a ese momento y me conectó de inmediato con esas acciones que reflejaban el momento de vida que entonces pasaba y que, una vez que decidí ponerme en manos de Dios como tantas veces en mi vida y como lo aprendí también del tercer paso de los alcohólicos anónimos, sin que en ese momento me lo imaginara, vendrían grandes e importantes cambios en todos los aspectos de mi vida.

Antes de continuar con mi relato testimonial, comparto con mi lector que, desde 1998 que estoy en contacto con la recuperación de alcohólicos, adictos y sus familiares, soy un convencido de que todo obra para bien para los que tienen fe en Dios y que todo es perfecto cuando nos permitimos fluir, sin importar lo adverso que pudieran parecer las situaciones que nos rodean, tan solo si nos decidimos a practicar con humildad la aceptación de que la vida es lo que es y que, de cada uno de nosotros depende elegir ser víctima de nuestras circunstancias o, protagonistas de una vida feliz.

Al dejarnos de pelear con lo que es, al movernos desde la aceptación al saber que la vida no me está pasando a mí, sino que está pasando para mí, al hacer de la gratitud un valor y al practicar la fe que obra, en verdad puedo decir que he visto cambios milagrosos en los seres humanos, cuando todo parecía perdido. De ello están llenos los centros de rehabilitación, las clínicas y los consultorios.

Esto fue lo que me vino a la mente al observar aquella memoria del Facebook que me hacía recordar que, en ese momento, en esa fecha, decidí dejar de luchar contra todo aquello que en ese instante ya no me llenaba, me molestaba o simplemente ya no me pertenecía y que me mantenía conflictuado y dividido desde tiempo atrás, no obstante, sin quererme salir de mi zona de confort.

Recordé que muchas veces las personas elegimos mantenernos en la “comodidad” del estancamiento cuando suponemos que lo que vivimos no es tan grave como para decidir movernos de ahí, aunque en muchas ocasiones ello nos esté llenando de infelicidad, desgaste y frustración acumulada.

También me llegó a mi memoria que justo en los primeros meses del 2021, en medio de una pandemia que nos sacudió a todos de una u otra forma, de pronto mi vida transcurría como en automático, sin aparentes nuevas motivaciones, desconectado de mi vida espiritual, resignado a situaciones que en esos momentos no quería modificar y que en conjunto me hacían presentar temporadas de neurosis para la cual los únicos antídotos eran la práctica de mi actividad física favorita y, algunos retos que representaba mi carrera profesional, como acartonado en otros aspectos de mi día a día.

Fue justo durante la celebración de la Semana Santa 2021, fiestas que para mi fe siempre han tenido significado muy importante, cuando decidí reconectarme con mi vida espiritual, ponerme en manos de Dios y estar dispuesto una vez más a escuchar su llamado, aunque muchas veces no llega en la forma que yo quisiera.

Justo durante la temporada de Pascua 2021 fue cuando conecté con la palabra renacimiento y decidí que era el momento de ponerla en práctica.

Sólo puedo compartir que, en menos de dos meses de esa reconexión, mi vida dio un giro inesperado de 180 grados en todos los aspectos. Renuncié a un importante reto profesional, cerré una relación de pareja que vivía ya algunos años de desgaste, me mudé de ciudad y me desligué físicamente de la convivencia cotidiana con mis hijos que siguen en la ciudad donde vivíamos.

A un año de distancia y justo comenzando la Semana Santa 2022 sólo puedo agradecer todas las bendiciones recibidas en este lapso y las que sé que están en camino, reconociendo que a veces vienen en un empaque que no es como nosotros quisiéramos pero que, con humildad y aceptación, en la vida siempre habrá oportunidad de tener un renacimiento.

Mis mejores deseos de que en esta semana lleguen las ideas y los motivos para renacer continuamente hacia mejores estadios y condiciones de vida, para cada uno de los que siguen este espacio semanal y para sus familias.

Haremos un paréntesis en el domingo próximo de Pascua y nos leemos en dos semanas, deseándote felices fiestas.

Omar Cervantes

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Queda prohibida la reproducción total o parcial del contenido de esta página, mismo que es propiedad de Notivox DIARIO, S.A. DE C.V.; su reproducción no autorizada constituye una infracción y un delito de conformidad con las leyes aplicables.
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