Cultura

¿Más vale malo por conocido?

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Uno de los términos mundialmente más usados hoy, como producto de la pandemia que azota al planeta y que aún es difícil de entender, es el de la llamada “nueva normalidad” que, sin duda, tiene diversas interpretaciones dependiendo de quién lo reciba y cómo lo perciba.

Y es que una realidad innegable es que nadie podríamos decir con precisión cuál es esa normalidad, mientras la pandemia siga vigente y causando estragos a lo largo y ancho del mundo, ya que seguramente aún nos quedan muchas cosas más por ver antes de que el Covid19 desaparezca o por lo menos sea menos peligroso o transmitible.

Lo que es un hecho es que, con el paso del tiempo, la historia escribirá que hubo un antes y un después del coronavirus que sacó al planeta entero de su zona de confort y obligó a los seres humanos a moverse en diferentes direcciones, adaptándose a las nuevas circunstancias.

Dentro de tantas consecuencias que nos ha dejado esta enfermedad, cada vez es más común oír las voces desesperadas clamando regresar a nuestras vidas anteriores, lo que me hace preguntarme si todo ello nos está moviendo a evolucionar o a retroceder.

En más de una ocasión uso con mis consultantes la analogía de lo que vivimos a raíz de la pandemia, con lo que sucede en un proceso de cambio o transformación, independientemente de los motivos que hayan llevado a la persona al deseo o a la necesidad de hacerlo.

Me pregunto si las crisis son para avanzar o para retroceder, si son evolución o involución, si son crecimiento o decrecimiento, a lo que respondo que cada uno elige cómo vivirlas, como alguna ocasión escribimos en este espacio: ¿es el inicio o es el fin?

Ayer, en nuestra transmisión catorcenal en las redes @laalegriadevivirenplenitud tratamos justo sobre la sabiduría de la incertidumbre y, sobre el desapego, señalando que muchas veces a las personas nos cuesta salir de nuestra zona de confort por miedo a lo desconocido y, preferimos mantener una vida sin sobresaltos, aunque esté estancada, como el refrán mexicano de que “más vale malo por conocido, que bueno por conocer”.

Lamentablemente, muchas veces eso malo ya conocido es el origen de los apegos y las dependencias nocivas que suelen ir adormeciendo o aniquilando lentamente a los seres humanos hasta el grado de perder el rumbo y, la mayoría de las veces, sólo cuando se toca fondo se ven en la necesidad de moverse de las tinieblas en las que se ha convertido su existencia.

Aún así, ente el caos o la crisis, muchos desearían regresar a lo que ya conocen y por eso repiten y repiten las lecciones porque no han aprendido nada.

Deseo que, como humanidad, el Covid19 esté siendo una prueba lo suficientemente dolorosa como para que los seres humanos hayamos aprendido las lecciones que nos ha dejado.

Aplicando la analogía a nuestra vida individual, creo firmemente que los seres humanos deberíamos estarnos reinventando continuamente, sin necesidad de esperar a experimentar el sufrimiento o el dolor que nos obligue a hacerlo, simplemente identificando cuando lo que somos está lejos de darnos paz, alegría y plenitud. Si te atreves a decir, soy infeliz o no soy feliz, quizás es momento de hacerlo.

Para ello debemos atrevernos a estar atentos plenamente, a cuestionar los dogmas, a sustituir nuestras creencias limitantes y a saber que vale la pena aventurarnos a ver mejor lo “bueno por conocer”.

Citando a Deepak Chopra, lo conocido es el pasado, es la prisión del condicionamiento anterior, lo que nos lleva al estancamiento, al caos, la decadencia y el desorden. En cambio, la seguridad de lo incierto, de lo desconocido, abre el campo a todas las posibilidades y nos ofrece emoción, aventura y misterio que nos llevan a la alegría de vivir, dejando surgir la magia, la celebración, el júbilo y el regocijo de nuestro verdadero yo.

Quienes trabajamos en el desarrollo humano podemos testimoniar la existencia de verdaderos milagros cuando las personas deciden despertar, salir de su zona de confort, vivir en el aquí y el ahora, dejando atrás las sombras del sufrimiento y sustituyéndolas por la luz de la alegría de vivir, sin importar el tiempo y la dedicación que lleve el proceso, atreviéndose a dar ese primer paso que los pone en la senda.

Cambiemos el “malo por conocido” y atrevámonos a descubrir lo “bueno por conocer”. Lo único que hay que hacer es confiar, soltar el control, estar dispuesto plenamente a darle el sí a la vida y a vencer el temor a lo desconocido.

Omar Cervantes Rodriguez


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Queda prohibida la reproducción total o parcial del contenido de esta página, mismo que es propiedad de Notivox DIARIO, S.A. DE C.V.; su reproducción no autorizada constituye una infracción y un delito de conformidad con las leyes aplicables.
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