Hace poco una paciente me preguntó a que se refieren los alcohólicos anónimos cuando hablan de los defectos o defectos de carácter, que en mi español simple significan las conductas que dañan a la persona en cualquiera de sus expresiones, mientras que algunas religiones le llaman pecados.
Para explicarlo, aunque en lo personal no me gustan los enfoques de miedo, pecado o desobediencia, los AA mencionan los sietes pecados capitales: soberbia, ira, avaricia, pereza, gula, lujuria y envidia.
¿Y qué tienen que ver los pecados capitales en un programa de recuperación de adicciones? ¿Acaso es un abordaje moralista? ¡Absolutamente no! De hecho, el programa, al menos como yo lo entiendo, igual que el encuadre que doy en la consulta privada, trabaja la aceptación, el autoconocimiento y el cambio de conductas, sin importar credos, valores, creencias o moralidad.
Sin embargo, hablar de los otros defectos, esos que vienen en combo con el consumo prioritario o de la sustancia o conducta patológica de preferencia, es un tema que surge de la necesidad justamente de hacer un cambio de juicios y actitudes para que, además de la abstinencia, el adicto en recuperación pueda reconstruirse a sí mismo en una mejor versión en todos los sentidos.
“Estuvimos enteramente dispuestos a que Dios nos liberase de nuestros defectos”, dice el título del paso seis de los 12 que comprende el programa de los AA.
Recordando que la recuperación está al alcance de todos, crean o no crean en Dios, el paciente puede sustituir esa palabra, que a algunos les parece pesada (mientras que para muchos es nuestra salvación) y pueden utilizar Poder Superior o en lo que cada uno decida creer.
El objetivo del paso es explicarle al adicto que, así como creía imposible dejar de consumir y que lo está logrando paulatinamente dejándose guiar, así también podrá superar otros defectos que le parecen difíciles de dominar.
Después de algunos meses de abstinencia y cuando ha recuperado algo de claridad para enfrentar al mundo de nueva cuenta, libre de sustancias y de conductas adictivas, el adicto comienza a descubrir otras áreas de oportunidad en su vida, no necesariamente los sietes pecados capitales, pero sí otros temas que son recurrentes.
La deshonestidad, la mentira, la auto conmiseración, la lástima de sí mismo, el chantaje emocional, la neurosis, otras conductas obsesivo-compulsivas e incluso algunas adicciones paralelas, surgen en el entendimiento del recién rehabilitado, quien ahora estará capacitado para abordarlas y tratar de combatirlas sin riesgos mayores de recaer en la adicción principal.
Es así, con el paso del tiempo, por ejemplo, que, el adicto que fuma tabaco se da cuenta de que dejó su sustancia principal pero que su tabaquismo también debería de ser enfrentado, igual que otras muletillas como pueden ser la comida en exceso, el sexo, la pereza u otras conductas que se apapacharon mientras se salía de la adicción que le llevó a pedir ayuda.
La fórmula que sugiere el sexto paso es que de la misma forma que superaste tu adicción principal, con la ayuda de Dios en el que tu creas, ahora estás en condiciones de ir poco a poco eliminando uno a uno los otros defectos que también están dañando tu vida y que tu sabes cuáles son.
Omar Cervantes