Cultura

La respuesta es el amor

Como cada vez que escribo sobre alguna película, recuerdo que no soy experto en cine y lo hago como simple espectador, combinando con mis facetas de especialista en adicciones y coach de bienestar integral, por lo que alerto de posible spoiler sobre Thor: amor y trueno.

Este sábado pasado, dentro de las actividades familiares con mi hijo, decidimos ir al cine y la verdad sin expectativas más allá de ver nuevamente en acción a Thor, quizás el siempre tratar de estar atento a lo que nos rodea, me hizo llevarme una grata sorpresa al percibir un mensaje alentador detrás de este filme de superhéroes: la respuesta es el amor.

Además de tener como centro de su argumento la lucha del mal y el bien, en la que el resentimiento y el odio tratan de terminar con todos los dioses del universo, reunidos en Ciudad Omnipotencia, lo cual me parece un tema muy interesante que evoca todas las veces que los humanos perdemos la fe y nos decepcionamos de nuestra divinidad cuando no nos cumple nuestras súplicas, por justas que parezcan.

Afortunadamente el final es un momento de reivindicación donde el sacrificio en la Eternidad logra la reivindicación y transforma toda la lucha del mal en un mensaje tan claro como profundo: no es necesario cobrar venganza por lo que creímos injusto, la respuesta es el amor y ahí está la salvación.

Todo este mensaje que yo pude descifrar o interpretar, surge en medio de una romántica historia entre Thor y Mighty Thor (la doctora Foster), además del ingrediente de la necesidad de salvar a la niñez, unir esfuerzos y hacer prevalecer al bien sobre el mal en un universo donde los dioses toman su fuerza de la nobleza del amor.

Más allá de lo observamos en la pantalla que se me hizo entretenido y atractivo, me dejó interesantes reflexiones que a mi parecer reflejan partes importantes de la condición humana, como la necesidad de recuperar la fe a través del amor, el respeto a la multiplicidad de dioses que significan creencias diversas y el símbolo de la paz como instrumento de reconstrucción de un universo unido y mejor.

Me pregunto qué pasaría si nos diéramos cuenta todos los seres humanos que no es necesario pelear por imponer nuestras creencias religiosas o sostener guerras ideológicas, despertando un día y descubriendo que el amor es el principio de todas las relaciones con Dios, independientemente de la creencia que cada quien tenga de él y, haciendo del respeto nuestra mejor bandera por enarbolar la paz.

En mi caso particular creo en un Dios de amor, respeto todos los credos, busco una relación basada en la fe y la esperanza, sin necesidad de religiosidades o legalismos que utilizan el miedo como doctrina, amenazando a quienes desobedecen o no cumplen los mandatos, con que se privarán de entrar en el reino, lo cual polariza a la humanidad entre quienes dicen tener una verdad y los que no la conocen o no la siguen, lo cual me parece muy pretencioso en mi mundo donde el omnipotente es incluyente y no hace distingos de ninguna índole.

Ese es el mensaje, a mi parecer. Como dicen los alcohólicos anónimos, teniendo cada quien a un Poder Superior como cada uno lo conciba, habrá de recuperarse la fe que obra, la alegría de vivir y el camino del amor, comenzando por el amor propio y la dignidad basados en el perdón, sin entrar en controversia con los demás.

Termino con una frase que alguna vez escuché y que suscribo: mi religión es el amor.

Por: Omar Cervantes Rodríguez

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