Aún cuando aparentemente la pandemia va de salida y el país está en semáforo verde por completo después de muchos meses, con las noticias de la guerra, la crisis económica que se nos vino y muchos factores más, algunas personas me han comentado que parecería que no ha llegado aún el 2022 y están esperando que comience el año, lo cual está muy lejano de la realidad.
¡Despierta, llegó la primavera! El mes en el que despiertan las plantas y comienzan su actividad en un proceso en el que inicia su crecimiento y floración, por lo que metafóricamente podríamos anhelar que también todo lo realizado en las tres estaciones anteriores, comience a florecer ahora en nuestras vidas.
Dependiendo del lugar del planeta en el que se viva, los árboles y arbustos que antes estaban helados y estériles empiezan a dar brotes, hojas, flores o frutos. La hierba se vuelve más verde, los animales que hibernan salen a explorar y los insectos que estaban enterrados bajo tierra salen de sus huevos y emergen a la superficie. Así que, para los seres humanos, ¿qué significa esta temporada colorida?
Pasó el invierno, cuidándonos aún por el temor del contagio por el ómicron, muchos priorizamos quedarnos en casa lo necesario e incluso literalmente cuando se podía, hibernamos en la comodidad del hogar.
Llegó súbitamente el calor, a veces más como de verano que primaveral, vimos cómo las flores han comenzado a brotar y de pronto a algunos de nosotros, literalmente, nos ha nacido una necesidad de activarnos, de desentumirnos y de salir a la vida con la mejor actitud a crear y desarrollar nuevos proyectos.
Espiritualmente hay quienes le dan al inicio de esta estación un significado de renacimiento, de resurgimiento y de una nueva inyección de energía por lo que para algunos es una de las mejores temporadas del año.
Y tú, ¿te has planteado algunos objetivos específicos para esta temporada? ¿te has dado cuenta que de pronto estamos más activos? ¿si estuviera en tus manos resurgir, cuáles serían los aspectos que serían prioritarios en tu vida.Adicionalmente, estamos a dos semanas y media del primer periodo vacacional del año, por lo que de pronto parece que el aletargado inicio de año le da la bienvenida masiva al 2022, cuyos propósitos no pueden esperar más.
En algunas religiones se utiliza la figura espiritual de nacer de nuevo para que la nueva vida surja dentro de nosotros y sustituya todo aquello que ya cumplió su propósito y quedó atrás con el frío invierno.
“No se puede poner vino nuevo en odres viejos”, dice la Biblia. En materia de desarrollo humano se dice también “renovarse o morir” como una figura literaria de que los seres humanos estamos en continuo proceso de evolución y siempre, a pesar de las circunstancias, debemos estarnos reinventando para tener la mejor versión de nosotros mismos.
Cuando observamos la maravilla de la naturaleza, en que hace cinco meses en medio del otoño los árboles se deshojaban, en el invierno se hacían pequeños para protegerse del frío y ahora en primavera florean con coloridos tonos y nueva energía, debemos pensar en que para los seres humanos el proceso es similar y llegó el tiempo de abrirse y producir. Así que, ¡despierta, llegó la primavera! Es tiempo de reinventarse y florecer, mientras la vida sigue su curso y el rey sol brilla con gran esplendor.
Omar Cervantes Rodríguez