El fenómeno de comunicación masiva que representa la mañanera, que inició en el sexenio de Andrés Manuel López Obrador y que ha sido continuada y renovada por la presidenta Claudia Sheinbaum Pardo, que le ha permitido permanecer como la streamer más vista de México, es una interesante herramienta que vale la pena analizar.
La Conferencia Matutina, como la denominaban oficialmente en el mandato de López Obrador y que actualmente lleva el nombre de La Mañanera del Pueblo, ahora inicia a las 7:30 horas y es más breve, terminando cerca de las nueve, permitiéndole a la Presidenta establecer la agenda pública que le interesa al gobierno de la República.
Esta forma de comunicarse directamente con “el pueblo” a través de sus canales oficiales por la vía digital y que además es replicada por diversos medios electrónicos tradicionales, hoy por hoy es una de las formas de comunicación pública más exitosas.
Curioso resulta que algunos periodistas de la comentocracia (como les llama la 4T) cuestionan este instrumento de comunicación oficial, al cual todos los medios masivos le dan un espacio importante e incluso circulan como pan caliente documentos de varios despachos que se dedican a relatar los temas más importantes abordados por la presidenta Sheinbaum y sus acompañantes.
Finalmente, los medios tradicionales, incapaces de hacer vacío a la información oficial, tuvieron que aceptar este formato de comunicación, dedicándoles incluso amplios espacios en su programación y contenido editorial.
Así que no sólo es un streaming de gran alcance, sino que es una estrategia de comunicación política que ya se instaló y que incluso genera nuevos liderazgos de opinión y una nueva generación de periodistas digitales que abiertamente exhiben y polarizan con la comentocracia.
Una prueba de ello fue la mañanera de ayer en la que algunos periodistas digitales de los llamados independientes tomaron la voz para compartir sus experiencias al visitar el rancho en Teuchtitlán, Jalisco y secundar la información del secretario de Seguridad Pública del país, Omar García Harfuch, de que en el lugar no existen indicios de ser un campo de exterminio y en todo caso un territorio de adiestramiento de un cartel, lo cual contrasta completamente con las versiones periodísticas que señalaban lo contrario.
La comunicación oficial ya cambió. La política también. Y más vale entenderle y dejar atrás los modelos del pasado.