Política

Maternidades elegidas

“Ser madre es tu realización como mujer”, “es lo mejor que puede pasarte en la vida”, “tener hijos es el verdadero sentido de la vida”, frases que nos han hecho creer que, sin importar las circunstancias, concebir y parir es el camino a la felicidad. Esta connotación idílica de la maternidad es romantizarla y, a la vez, no reconocer que maternar no es una responsabilidad única de las mujeres; es una tarea de la colectividad, aun cuando la maternidad no sea elegida.

Los datos en torno al embarazo contrastan con la romantización de la maternidad. En pleno siglo XXI, a nivel mundial, se estima que 257 millones de mujeres que desean evitar el embarazo no utilizan métodos anticonceptivos modernos y seguros; casi una cuarta parte de todas las mujeres se sienten incapaces de decir que no a las demandas de sexo, por lo que el embarazo involuntario es la consecuencia. Una problemática que también alcanza a niñas y adolescentes.

En México, cada día, más de mil adolescentes de entre 12 y 19 años se vuelven madres sin planearlo o desearlo, según el Consejo Nacional de Población. Una tendencia acentuada durante la pandemia de covid-19 con el aumento de 30% de los embarazos de adolescentes no intencionados entre 2020 y 2021; es decir, poco más de 29 mil nacimientos adicionales a los que se habían proyectado.

La violencia sexual y la coerción reproductiva; la falta de atención médica sexual y reproductiva; los anticonceptivos que no se adaptan a las circunstancias de la mujer; las normas dañinas que rodean a las mujeres y controlan sus propios cuerpos; así como el sentimiento de vergüenza en los servicios de salud, constituyen factores que reflejan la presión que las sociedades ejercen sobre las mujeres y las niñas para que se conviertan en madres.

En el caso de Tamaulipas, según el estudio “Embarazo temprano en México: panorama de estrategias públicas para su atención” (2022), la tasa específica de fecundidad media de 59.1%, ocupando el lugar 12 a nivel nacional. Niveles semejantes reportan entidades como Sinaloa, Morelos, Veracruz, Campeche, Sonora, Quintana Roo, Oaxaca, Colima, Guanajuato y Zacatecas; también señala que diversas investigaciones identifican una clara relación del embarazo en edades tempranas con las desigualdades sociales, como el acceso limitado a la educación sexual, hogares con ingresos bajos y niveles altos de violencia en la zona donde habitan las adolescentes.

El embarazo en niñas y adolescentes demanda solución urgente, Las desventajas asociadas a la maternidad o paternidad temprana derivan en brechas en el ingreso, educación truncada, baja calidad del empleo y limitaciones en el acceso a la seguridad social, profundizar las desigualdades sociales preexistentes y crear nuevas.

Eliminar el tabú de que la vida sexual no empieza a temprana edad, evitar que las creencias y mitos sobre la sexualidad que difunden en las redes sociales, acercar información correcta y fácil de entender, implementar campañas de planificación, impulsar el autocuidado, promover el postergar el inicio de la vida sexual y motivar los proyectos de vida de las y los jóvenes, son acciones que debemos promover para lograr que las maternidades siempre sean elegidas.


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Nohemí Argüello Sosa
  • Nohemí Argüello Sosa
Queda prohibida la reproducción total o parcial del contenido de esta página, mismo que es propiedad de Notivox DIARIO, S.A. DE C.V.; su reproducción no autorizada constituye una infracción y un delito de conformidad con las leyes aplicables.
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