La próxima persona que ocupe la Secretaría General de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) tiene un gran reto por delante: volver a tener el peso moral que tuvo cuando se creó. El reconocimiento de los países y sus ciudadanos como el órgano más importante de supervisión y promoción para la paz y la justicia.
Para el periodo que viene, deberá ser alguna persona de Latinoamérica, por la rotación continental que debe haber para asegurar la representación; es decir, nos toca a la región ostentar ese cargo.
Que sea mujer no es un requisito, pero sería un buen mensaje de la región para el mundo, y es lo que se está esperando por los temas de género que tanto están de moda y promueve Naciones Unidas.
Por supuesto ya hay aspirantes en México, con Alicia Bárcena, quien antes de relacionarse con Morena ya tenía una amplia experiencia y trayectoria diplomática e internacional, entre otros cargos, como ex secretaria general de la Comisión Económica para América Latina, de Naciones Unidas.
Y de cualquier manera fue un movimiento inteligente, si esas eran sus aspiraciones desde antes, pues es el país quien postula al candidato, por ejemplo, Ángel Gurría, otro perfil sobresaliente en el mundo internacional, mexicano ex secretario general de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico, intentó postularse a dirigir la Secretaría General de Iberoamérica.
Por supuesto hubiera tenido grandes posibilidades; sin embargo, el gobierno de México lo bloqueó al considerarlo parte de la oposición política en México. Ahí creo que el gobierno de México por ideologías políticas perdió la oportunidad de tener a un mexicano en un organismo internacional.
En su caso, Alicia Bárcena, por el contrario, tendrá el respaldo del partido; sin embargo, y aunque es un muy buen perfil, hay que decir que competiría con otra candidata muy fuerte, la ex presidenta de Chile, Michelle Bachelet, entre otros candidatos de Bolivia, Colombia o Argentina, por lo que la región debería ir cabildeando para solo presentar a los dos o tres más fuertes y hacer equipo para llevar la mejor propuesta de trabajo y el mejor perfil, mostrando unidad, inteligencia y madurez política regional y global que es lo que necesitan ahorita las Naciones Unidas y el mundo.
