El tema en Medio Oriente es muy delicado y suscita polarización. Es verdad que el grupo de Hamas empezó este conflicto provocando a Israel de la peor manera, atacando a inocentes en medio de un concierto; sin embargo, no fue Hamas quien pagó las consecuencias, sino todo el pueblo palestino en la franja de Gaza, quienes han enfrentado la destrucción y han tenido que dejar sus tierras para escapar de los ataques a gran escala por parte de Israel.
Hay que tener claro que en este tipo de conflictos nadie gana, todos perdemos. El tema además ha escalado más allá de la región, pues ha ocasionado división en otras partes del mundo en donde los diferentes grupos toman partido; algunos defendiendo a Israel, justificando la ofensiva ante el ataque, otros defendiendo al pueblo de Palestina que más ha sufrido las consecuencias.
El último ejemplo lo vimos esta semana en Washington en donde un hombre pro-Palestina terminó con la vida de una joven pareja que era parte del staff de la Embajada de Israel en Washington. Por otro lado, el presidente de USA exigió a las universidades dejar de alentar a sus estudiantes a realizar manifestaciones a favor de Palestina, las universidades que no toman acciones al respecto han sido suspendidas de recibir fondos de gobierno o incluso como el caso de Harvard se les pretendió retirar la autorización de recibir estudiantes extranjeros y se les ha advertido que de incumplir empezarán a expulsar de USA a estos estudiantes.
En lo personal me parece que no es correcta la postura del presidente Trump y su administración pues se viola la libertad de expresión y de decisión. Me parecen medidas exageradas en el sentido de que acusan a las universidades de querer imponer una línea de pensamiento contraria a la de ellos, pero en este reclamo se comete la misma violación de la que se acusa.
Lo más preocupante es que como sociedad estamos tomando bandos cuando, en primer lugar, este conflicto nunca debió haber escalado tanto, al grado que, al otro lado del mundo, un hombre le quita la vida a dos seres humanos solo por su nacionalidad, por lo que es un hecho que nadie, absolutamente nadie, gana con estos conflictos. Aunque parezcan lejanos, todos perdemos.