Toda la vida se me va en un aliento. Me drena la sangre el fuego, la rabia, el hartazgo, el cansancio; la noche sin esquinas.
Toda la vida.
Toda la vida que nos ha sido robada. Toda la vida que nos escondieron bajo las faldas. Toda la vida que nos expropiaron dentro de una fábrica, a cambio de miseria, lejos de nuestra cría que clamaba por calor materno.
Toda la vida vivida sin el placer que nos pertenecía.
Toda la vida que le arrebataron a esa niña en su habitación, a esa vecina al volver del trabajo, a tu amiga al salir de secundaria. Toda la vida que se nos fue mirando por encima del hombro en los callejones.
Toda la vida. Mía, tuya, nuestra.
Por mi abuela, mi bisabuela y todas las mujeres arriba de mi árbol familiar. Por mi linaje. Por mí. Por mis hijas; TODA LA VIDA, por ellas.
Cuenta la leyenda que antes que el hombre viniera con su furia y con sus dientes mordaces, las mujeres vivíamos en paz y leche.
Hijas de la luna éramos y nacíamos con el agua salada del mar. Nos fecundábamos a placer y sangrábamos con alegría, cada mes.
Pero eso es historia antigua, ¿cierto? La bruja de magia clara se evaporó en el incendio. Se escondió, aguantó la respiración por milenios. Hermana en los arbustos susurraba, aterrada.
Hoy las hermanas hemos recordado que lo somos, la magia antigua despertó con el grito de rabia de cada madre que busca a su hija en el inframundo, de cada mujer que ama a cambio de dolor y sangre; de cada niño que sufre, hambriento de amor y madre; de cada mujer que renuncia a ser lo que desea ser. Estamos heridas, locas, pero ya nunca solas.
Somos catástrofe y revolución. Venimos por el monstruo, por el miedo, por la sangre echada a perder que esparcen por el bosque, para atemorizarnos.
Venimos por ti, así como tu tomaste a nuestras hermanas y las quemaste en una hoguera. Ya el fuego no asusta, no brama, Los espíritus nos han hablado y esta era ha terminado. Regresa la calma, el amor y el agua.
Toda la vida; otra vez, y esta vez por los siglos de los siglos, reinarán las brujas. Aquellas, las únicas, que aprendieron de la Madre sobre amor, arena y viento.
Las mujeres, la magia y el caracol están esperando. Toda la vida, la única respuesta, éramos nosotras.
