Sociedad

Me hubiera gustado

  • Criando Consciencia
  • Me hubiera gustado
  • Nadja Alicia Milena Ramírez Muñoz

Me hubiese encantado tener un padre que jugara conmigo los fines de semana, que lavara los trastes y preparara la cena, que riera abrazando a mi madre con flores en la mano.

Me hubiera gustado que pasara por mi a la escuela, que me preguntara como me iba levantando los ojos de sus libros.

Me hubiera gustado.

Me hubiera gustado que no se fuera, pero tuvo qué, para que mamá se liberara del horror. 

Me hubiera gustado conservar su biblioteca, pero esa nos alimentó cuando él no quiso hacerlo.

Me hubiera gustado que no nos dejara morir de hambre, cediendo un ínfimo porcentaje de su salario y después renunciando porque “no completaba” por lo mucho que mi mamá “le quitaba”, dejándonos sin nada, ni siquiera esa miseria que no era suficiente para tres hijos, ni de chiste.

Me hubiera gustado que él no nos dejara sentir hambre. Que sus ganas de lastimar a mi mamá no existieran y que ella no hubiera gastado sus pocas energías en defenderse, en vez de criar, amar, jugar, respirar y ser persona además de madre.

Me gustaría de verdad, tener algo que agradecer, algo más que la semilla, algo más que un simple acto de placer. Algo.

Porque hasta las risas de la infancia, los regalos y los cariños están ensombrecidos por el secuestro emocional, porque mi padre le prohibió a mi madre acercarse para tenerme solo para él, negándome el vínculo más sagrado e indispensable para una niña.

Año con año pienso como me gustaría enviarte un regalo, contarles a mis hijos historias de nuestro vínculo y no tener que decir que a los diecisiete tuve que huir porque mi seguridad y salud corrían peligro.

Las madres están en pie de lucha todos los días del año porque los padres eligen ser, en el mejor de los casos, insuficientes, en el peor se vuelven tan violentos que las madres terminan en la cárcel por defenderse, se llevan secuestrados a los hijos, violan, matan, niegan pensión alimenticia condenando a la carencia y el hambre a su propia sangre.

Vivimos en un país donde los padres eligen matar de hambre a sus hijos y generacionalmente se ha aceptado esta situación, pero ya no más. 

Las mujeres se organizan y los exhiben, les exigen y se protegen contra su rabia y la de su familia que los solapa.

Las mujeres cuelgan tendederos, los publican en redes sociales, meten denuncias, se amarran a un poste y cierran empresas para defender a los hijos de otras y a los propios. 

Las mujeres les decimos bien claro desde hace años que ya no. Con nosotras no. Con nuestros hijos no.

Ya no los vamos a dejar desaparecer, ya no les vamos a tolerar su violencia. Se acabó el paraíso de los papitos corazón y si la justicia no les llega, entonces que les alcance la vergüenza.

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Queda prohibida la reproducción total o parcial del contenido de esta página, mismo que es propiedad de Notivox DIARIO, S.A. DE C.V.; su reproducción no autorizada constituye una infracción y un delito de conformidad con las leyes aplicables.
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