Sociedad

El placer es un derecho

  • Criando Consciencia
  • El placer es un derecho
  • Nadja Alicia Milena Ramírez Muñoz

Se nos ha negado durante años el placer de ser conscientes de tener un cuerpo.

Se nos ha dicho que cerremos las piernas, que nos recostemos y pensemos en Inglaterra, que la virginidad es nuestro pase libre hacia una "libertad" figurativa residente en la maternidad y el cuidado del hogar.

Se nos ha llamado inadecuadas sin importar el cuerpo que habitamos. Muy delgadas, muy gordas, muy altas, muy chaparras, muy desperdiciadas por amar a otras mujeres. Muy pobrecitas por no poder/querer parir o lactar.

Se nos ha enseñado a añorar las jaulas, más doradas, más brillantes, más amplias, más llenas de niños, de títulos, de nombres, pero nunca se nos habló de la soberanía de nuestros cuerpos.

Dicen las que saben que bastaría con quitar el estigma a introducir nuestros dedos en la vagina y jadear y gritar con libertad antes de dormir. Que una buena práctica masturbatoria libera y muestra las infinitas posibilidades de abrir la puerta de la jaula y escapar.

Una mujer que se hace cargo de su placer es una mujer que encontró la llave.

Como una galleta que dice "cómeme", ha aprendido a disfrutarse a sí misma.

Entonces, ¿Por qué todavía en beneficio del amor está dispuesta a asumir y soportar sexo mediocre?

¿Qué es lo que mantiene nuestras manos lejos de nuestras vulvas, el desprecio por nuestros flujos y nuestros olores, el conformismo acerca de relaciones sexuales que no nos satisfacen o la actitud de asumir violaciones disfrazadas de deberes matrimoniales?

¿Por qué, si tenemos el botón de pánico entre las piernas elegimos encerrarnos y mantenernos en una jaula distinta donde aparentamos libertad sexual pero solo la ejercemos en beneficio del amor romántico y de nuestras parejas?

"Yo le pedía perdón a diosito al tocarme"; a mí me dijeron lesbiana a los doce al tratar de hablar con mis amigas al respecto, a aquella la siguen forzando dentro de su matrimonio a tener sexo sin deseo, a mi amiga le da vergüenza decirle al novio lo que le gustaría compartir con él, a mi novia el clóset le sigue resultando bastante más cómodo. Definitivamente, las costumbres son difíciles de romper.

Eduquemos a nuestras niñas distinto, hablemos del disfrute y cuidado de su cuerpo, no les digamos que los hitos importantes de su vida dependen de otros, expliquemos que la virginidad no existe y que fue un invento patriarcal de control sobre nuestros cuerpos; enseñémosles a vocalizar sus deseos, a adueñarse de sus cuerpos y su placer. Dejemos de prohibir comidas, poner a dieta, regañar cuando los toddlers se autoexploran, dejemos de hablar sobre los cuerpos ajenos.

Alejemos nuestros cuerpos y el de nuestras hijas de la herencia de la violencia sexual, de la omisión del placer, mostrémosles las infinitas posibilidades que existen en el disfrute autónomo del cuerpo y tal vez, como dice María del Mar en su libro Coger y comer sin culpa:

Hay (o habrá) un enorme triunfo en la conquista de los placeres cotidianos.


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Queda prohibida la reproducción total o parcial del contenido de esta página, mismo que es propiedad de Notivox DIARIO, S.A. DE C.V.; su reproducción no autorizada constituye una infracción y un delito de conformidad con las leyes aplicables.
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