Debería ser imposible imaginar un mundo en dónde cargar a un bebé sea motivo de debate, de censura y de renuncia; como si no estuviéramos biológicamente los seres humanos para cargar y ser cargados, como si el contacto no fuera el secreto de nuestra sobrevivencia y evolución, como si los años de feudalismo, revolución industrial y capitalismo no hubieran intoxicado la psique humana con el alejamiento de las crías de sus madres, la destrucción del vínculo y la priorización de la creación del capital, en vez del desarrollo saludable de la raza humana.
Debería ser imposible, pero nos venden carreolas de lujo para mostrar status, y mejor invertimos en eso: una carreola carísima y estorbosa, al fin que no caminaremos las calles intransitables de las ciudades, seremos mamás de guardería, camionetón loco y yoga en las mañanas.
Debería ser imposible, pero nos dicen que cargar es "de indias" y nosotras, incautas, consideramos eso un insulto, cuando no hay nada más digno que las tradiciones de los pueblos originarios que resguardan saberes indispensables para la vida.
Debería ser imposible, pero pagamos miles por una cesárea estética en un hospital de renombre y nos duele pagar a profesionales para capacitarnos en parto fisiológico, lactancia, porteo, postparto.
Debería ser imposible, pero nos hemos acostumbrado a reemplazar a profesionales por influencers, cuyos consejos rara vez son seguros y nos alejan de una buena experiencia.
Debería ser imposible, pero nos venden "fulares" fabricados sin normas de seguridad, sin conocimiento de porteo profesional, pero eso sí, a crédito y en tiendas de renombre, y como ya gastamos en todo lo carísimo que un bebé debería tener (spoiler, casi todo es prescindible) pues mejor compramos un producto inservible que nos hace desistir del porteo.
Debería ser imposible, pero todavía no nos damos cuenta de lo DIOSAS que somos al gestar y criar y con tal de ahorrarle gastos al compañero que no gestó ni crió con la misma carga de nosotras, renunciamos a herramientas necesarias para nuestro bienestar.
Debería ser imposible, pero en esta cultura patriarcal, si el compañero no muestra entusiasmo o la suegra nos dice que se va a hacer charrito, mejor nos evitamos problemas y elegimos ganar otras batallas, mejor.
Debería ser imposible, pero hay mujeres que trabajan turnos dobles para poner un techo sobre la cabeza de ese bebé y no tienen tiempo, ganas o dinero para invertir en un cargador.
Debería ser imposible, pero la salud emocional de las madres no está atendida desde ningún enfoque y la depresión postparto muchas veces evita el contacto, pese a ser éste, en sí mismo, una gran parte de la solución a la misma.
Debería ser imposible, pero para las acompañantes de la maternidad nos resulta igual de complejo que picar piedra, solo que somos necias y aquí andamos, tratando de transitar imposibilidad es y desmontar renuencias, para embracilar bebés y hacer del mundo un lugar mejor.