El idioma sirve para nombrar al mundo y para tener noticias de él. No se puede concebir una nación sin idioma como no puede haber un océano sin agua. Aunque el español es el idioma de más de 500 millones de personas en el mundo hoy en día, y es propiedad de todos, la palabra idioma se deriva tanto del latín como del griego y su más original acepción es la de propiedad privada; nada más contradictorio.
Pero, la acepción de idioma más utilizada, según el Diccionario de la Real Academia Española, es: lengua de un pueblo o nación, o común a varios.
El idioma español no es propiedad de los españoles, no es propiedad de la Real Academia Española, ni lo es de alguna de las 21 academias que se conforman en Asociación; tampoco lo es de algún escritor o poeta, ni de algún filólogo, neurótico del idioma o corrector compulsivo. El idioma español es de todos quienes lo hablamos, escribimos o pensamos.
Afortunadamente el español (que no castellano) es un ser vivo evolucionado y evolutivo, fuerte, exitoso, gramaticalmente más versátil y completo que otros idiomas del orbe, incluso que el inglés.
Nuestro idioma es un tesoro heredado y heredable, es el bien inmaterial más valioso como nación, es lo que nos identifica y nos diferencia, es el código que nos permite pensar, hablar, discutir y enterarnos de nuestra existencia en el universo, es lo que nos abre una amplitud infinita de espacios, reales e imaginarios.
La pregunta de CAZAPALABRAS:
¿Significa lo mismo emigrante, inmigrante y migrante?
No. Emigrante es aquel que sale de su país para instalarse en otro; inmigrante es el que llega a un país para establecerse en él; migrante es el que se traslada del lugar donde habita a otro diferente, aunque este se acepta para los dos casos anteriores, en el contexto de la información es necesario aclarar si se trata emigrante o inmigrante.
