Para Cédric y su generación.
Con el provocador título de “Tener 20 años en 2020” el periódico Le Monde pone en el centro una preocupación soslayada en medio de la titánica tarea de volver a clases presenciales: Cómo está la salud mental de las y los universitarios que se reintegran poco a poco a sus actividades. Los datos recabados por dicho medio dejan clara la gravedad del asunto: se triplicaron los casos de ansiedad severa y más de 10 por ciento del alumnado dice tener ideas suicidas.Los chicos y chicas han sufrido carencias que van más allá de las educativas, han llegado a pasar incluso hambre, fruto del impacto económico de la pandemia.
Bajo el rubro de “reactivación” se esconde una lógica que puede resultar perversa: la idea de que la vida se puso en pausa durante el confinamiento y que simplemente habrá de retomar su curso. El dinosaurio, como en el cuento de Monterroso, seguirá allí sin importar cuánto nos afanemos en negarlo. Tendremos en los salones a generaciones enteras que atravesaron un evento traumático en múltiples aspectos.
Los chicos y chicas que dejaron de asistir a clases presenciales volverán con aprendizajes no previstos, pero también con lagunas importantes fruto de la manera en la que tuvimos que abrazar la educación a distancia.
Gran parte del alumnado que acude por primera vez a preparatoria eran simplemente niñas y niños al momento que todo esto inició; alcanzaron su pubertad confinados. Hay quienes están llegando al tercer semestre de su carrera sin haber pisado jamás la universidad. Y, sin embargo, sus interacciones sociales, como si de un flujo de agua se tratara, se abrieron paso por los medios posibles. Surgieron amistades, se gestaron romances, se vivieron peleas. Pero todo ello en condiciones de excepción. Estos años, para las franjas poblacionales en edad bachiller y universitaria no fueron cualquier tiempo. Fueron los años en que tantas cosas se definen. Son generaciones que han quedado marcadas de forma indeleble. Llegarán al salón, como siempre, deseando abrazar a sus colegas, y deberán, como nunca, abstenerse de hacerlo.
Politóloga*