La insistencia sobre el tema no ha sido suficiente para mover conciencias y, sobre todo, para encontrar la mejor solución para resolver el grave, gravísimo problema de movilidad en la ruta de López Mateos Sur. El gobernador Pablo Lemus ha convocado a una consulta que, esperemos, no sea una más de todas las carretadas de opiniones que se han vertido acerca del tema. Se recordarán muchas de ellas, incluso una que realizó anteriormente el comercio organizado de Guadalajara y otras de colegios, cámaras y asociaciones civiles. Hasta ahora, la respuesta oficial ha sido realmente pobre, aplicando paliativos que poco o casi nada han contribuido a atender la situación. Ya en forma un tanto angustiosa, el gobierno estatal actual aplicó algunas medidas como la de instalar un contra flujo en las horas de mayor flujo vehicular de sur a norte. Medida al fin, pero que no deja de ser, como dijera alguien, simple fomento caliente para aliviar un cáncer.
Sin embargo, Lemus no es un desconocedor del asunto. Lo vivió intensamente desde que era dirigente del Centro Empresarial de Jalisco (COPARMEX) y, en lo personal, me tocó vivir con él, yo como presidente de la cámara de constructores (CMIC), una lucha contra otro paso superior de cuota que se pretendía construir sobre la avenida Inglaterra, la famosa Vía Express. Sabíamos de antemano que no era el camino correcto, como es de dudar, ya lo ha manifestado el propio gobernante, que el doble piso vaya a constituir el remedio más adecuado para un caos que acontece todos los días, quizá a cualquier hora del día, tanto al ingreso a la zona metropolitana por la carretera que viene de tres puntos diferentes, y que se sigue acentuando mucho más en los accesos por San Agustín, Santa Anita, Punto Sur y frecuentemente lo que resta hasta el periférico.
La idea del segundo piso tampoco es nueva aunque tratan de revivirla de nueva cuenta organismos empresariales. Se trató de una propuesta de Enrique Alfaro que no tuvo sino rechazos prácticamente generalizados ya que no se creyó entonces que resolvería las cosas y, en cambio, causaría otros problemas como la afectación al entorno urbano y a la calidad de vida en general. También en el gobierno anterior se realizó una consulta y ahí quedó de manifiesto que la forma más inteligente sería la extensión en dicha ruta del sistema de transporte colectivo eléctrico, ósea el tren ligero. Habría empero que construir una ruta que correría muy posiblemente desde Federalismo, donde concluye la línea 2, para llevarla hasta la Minerva y de ahí girar hacia el sur por la misma López Mateos. La cuestión es que tal solución enfrentaría problema que antes no se tenían, como la visión a corto plazo que se tuvo cuando fueron construidos los pasos a desnivel en Santa Anita y San Agustín, mismos que han contribuido bastante a provocar los embotellamientos actuales.
Sería bastante ocioso repetir que la crisis la han ocasionado el crecimiento descomunal y sin control de la ciudad, los permisos que a diestra y siniestra se han otorgado a lo largo de la importante vía, así que lo mejor es pensar en la forma en que realmente podemos enfrentarla. Veamos así que la ruta planteada del tren ligero de manera deprimida desde la Minerva hasta el periférico para convertirse en una vía superior qué corriera al sur , como se hizo con la línea 3 en Ávila Camacho y en Revolución, hasta el punto de entronque con la avenida con el circuito que va a la cabecera municipal de Tlajomulco. De igual manera, hay que comprender que el tráfico se intensifica en otros puntos como José María Vigil. Jesús García, Plaza del Sol, etcétera, que requerirían de pasos a desnivel a manera de cruces subterráneos, por ejemplo. Y además, considerar muy en serio alentar el transporte sostenible como el transporte no motorizado, todo con el ánimo de motivar el menor uso del automóvil y mejorar la movilidad urbana local.
Según mi parecer, hay que valorar que se privilegie más a las personas que a los automóviles, se necesita un plan general para la ciudad, en donde la solución a la Avenida López Mateos sea solo un punto, aspiremos a que la gente se baje del automóvil, a que las nuevas generaciones no sueñen con tener auto, brindando opciones reales de largo aliento, con mejor planeación y cultura general de la movilidad ya que en la actualidad la mayoría de viajes en automóvil llevan solo un pasajero, y ya ni hablar del asunto de conservación ambiental que se nos vino encima. Una ciudad como la nuestra necesita de la participación de todos, al gobernador Lemus le toca organizarnos, esperemos que los intereses de la mayoría prevalezcan para encarar los problemas de hoy con vista hacia el futuro.