Política

La navidad era un espíritu

Nuestros días (y noches) están agitados por sucesos desagradables de los cuales dan cuenta los periódicos, los noticieros del radio y la televisión, y la prensa digital. Es difícil seguir la pista a los detalles de las desgracias cotidianas, sea la siguiente cuota de desaparecidos o la enésima y cotidiana burla de la información de periodistas y medios de comunicación, hecha por parte del aparato político a la manera, ya bien conocida, del “buro autoritario”.

Las conmemoraciones asociadas al calendario se enfrentan a sinsabores, desconfianzas y modos paralizantes. ¿A quién le puede interesar festejar por todo lo alto la Navidad, recuerdo del nacimiento de Jesús el Cristo? Al menos, sí se trata de atender al entusiasmo de niños y de niñas interesados en un festejo en el cual gozan del protagonismo. Festejar aun con sencillez permite olvidar por un rato los males cotidianos y su cuota de violencia y engaños.

La Navidad era, y sigue siendo, un signo de un espíritu. Ese espíritu surge de poner en la vida cotidiana de todas las personas la pregunta por la eternidad de lo inmaterial que todos los seres humanos tenemos, cuestión surgida de la realidad de la muerte de nuestro organismo fisicoquímico, de la cual ninguna persona escapa. La verdad y lo festejable de la fecha navideña está en reconocer y festejar con alegría del nacimiento de ese hombre cuya vida y obra, y sobre todo su muerte, nos avisa la realidad de la eternidad, sea cual sea su índole concreta: Nuestro espíritu es eterno. ¿Verdad discutible? Sí. ¿Verdad festejable? También. ¿Verdad demostrable? No con la ciencia disponible, sí con los hechos cuya realidad no se puede explicar sino con los sucesos que no tienen otra explicación que la realidad de la eternidad. Muy pocos de estos sucesos son incuestionables para todos los humanos.

Más allá de cuestiones filosóficas la Navidad es, para una mayoría de pueblos y naciones, una realidad digna de festejo, gozo, alegría para compartir con los cercanos, los familiares y quienes son significativos para cada uno. Asimismo, compartir con quienes podemos darles una mano para hacer del festejo un espacio para olvidar pesares, recordar buenos momentos y compartir la alegría de vivir, de estar cercanos y de festejar con gusto.

Así, la Navidad sigue siendo un espíritu. Felicidades para trabajadores, lectores y directivos de Notivox diario.


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Miguel Bazdresch Parada
  • Miguel Bazdresch Parada
Queda prohibida la reproducción total o parcial del contenido de esta página, mismo que es propiedad de Notivox DIARIO, S.A. DE C.V.; su reproducción no autorizada constituye una infracción y un delito de conformidad con las leyes aplicables.
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