Otra vez el calendario termina e inicia a la vez. Cual rueda de la fortuna termina 2023 y comienza otra vuelta similar ahora con el número de 2024, año bisiesto, año de Juegos Olímpicos en París, año de elecciones en México y en Estados Unidos de América, y de ilusiones y temores en nuestras personas. La vida real, en realidad prosigue y seguirá siendo escenario de haceres, creaciones, desmesuras y reiteraciones.
Se cumplen treinta años de la aparición pública del EZLN y los mismos años de una permanente búsqueda de los mejores modos de proponer su mensaje y sus alternativas. Según un texto del escritor Juan Villoro (Inventar grietas”) publicado en el periódico Mural, el 29 de diciembre del 2023, en la sección Opinión, “El zapatismo sigue vigente de otro modo.
De las tareas proselitistas que lo ubicaron en la Aldea Global, ha pasado a algo más significativo y menos noticioso: el heroísmo de la vida diaria.” Villoro concluye su contribución con una muy fuerte reflexión:
“Atesorar recuerdos sirve para fraguar el porvenir: el amanecer siempre es futuro.”
Amanece el 2024 y como siempre nos abre al futuro, ese desconocido y querido a la vez,
esperanzador y temido a la vez, alegre y sombrío a la vez. Las oportunidades se forjaron en el pasado o se están forjando en este mismo momento, nunca surgen de la nada y siempre piden decisiones de quien las forja y de quien las quiere aprovechar. Nuestra vida hoy es un resultado de todo ese pasado desde la fundación del mundo hasta hoy mismo, día en el cual vivimos y decidimos aprovechar o desperdiciar. En esta nuestra vida está la posibilidad del heroísmo de vivirla sin exigencias.
La vida es presente. Ahí se forjan las novedades buenas, malas o indiferentes. La esperanza en una vida mejor en cualquier aspecto deseado pende del hoy, síntesis del ayer y de la posibilidad de cambio, mejoría o novedad. La esperanza no es un acto de magia, con el cual un mago puede engañar a nuestros sentidos. Es la construcción perseverante de las condiciones de mejora vistas desde cada día, ante las cualidades de ese “cada día” y la refinación y renovación de nuestros deseos. La esperanza se parece más a una lucha que a una luz. La luz ilumina lo ya existente. La lucha nos promete esfuerzo y logro, a condición de si lo ya logrado y lo aún querido se combinan para darnos fuerza para actuar. Luchemos hoy