Ha transcurrido la primera mitad de este año marcado por la pandemia, terremotos y malos presagios económicos, todos esperamos que la segunda mitad permita salir de esta terrible crisis de salud pública y avanzar hacia una reactivación económica responsable y ordenada.
Mientras no exista una vacuna o no se encuentre un medicamento efectivo contra el virus Sars-Cov2, el avance hacia la nueva normalidad en esta nueva realidad estará marcado por convivir con este virus.
A las autoridades de los diversos órdenes de gobierno corresponde garantizar el derecho a la vida y la salud de la población. Ante una realidad que se impone día a día, las autoridades debemos fortalecer las acciones de prevención por medio de campañas que sigan insistiendo en el confinamiento, la higiene, la sana distancia, el uso de cubrebocas y todas aquellas acciones que permitan contener la propagación del virus. Tenemos que garantizar el adecuado funcionamiento de los servicios de salud en todos sus niveles y continuar con la reconversión y ampliación del sistema hospitalario.
De manera paralela se tiene que apoyar la subsistencia de las familias, particularmente de las que tienen escasos recursos y preparar la reactivación ordenada de los diversos sectores económicos. Todo esto del lado de las autoridades, pero un elemento de gran relevancia en estas tareas es la acción de la sociedad.
En diversas ocasiones me he referido a un acuerdo comunitario con la sociedad para tener un comportamiento social adecuado ante la pandemia. La verdad es que a partir del primero de junio, el confinamiento, el famoso “quédate en casa” y todas las acciones de sana distancia se han relajado, provocando que los contagios aumenten y, lamentablemente, también el número de fallecimientos.
Ni el sistema jurídico, ni la historia, ni la cultura de nuestro país permiten establecer condiciones de confinamiento forzado. En México no existe el toque de queda y las garantías individuales deben garantizarse en todo momento, por lo cual se necesita la colaboración de todas y todos para bajar el número de contagios.
El pacto comunitario del que hablo no se trata de firmas y fotografías, sino de que asumamos un nuevo comportamiento, que se promuevan acciones de confinamiento, sana distancia y uso de cubrebocas. El pacto comunitario es un acuerdo de buena fe con la sociedad, no hay que firmar nada, se trata de que todos nos hagamos responsables de nuestra salud; es un llamado a las madres y padres, a las familias y a la sociedad para tomar consciencia.
A los que han podido mantener el confinamiento, los felicito, sigan haciéndolo; los que han tenido que salir, deben extremar precauciones con las medidas de sana distancia, uso de cubrebocas, lavado de manos y todas las disposiciones ya establecidas. Es claro que algunos tienen condiciones para poder confinarse y otros no, por ello el gobierno debe apoyar la subsistencia en estos difíciles momentos.
Este pacto comunitario, este llamado es válido para todo el país. Se trata de una nueva actitud social y comunitaria ante la nueva realidad que se presenta ante nuestros ojos y que tiene como único objetivo la vida y la salud de toda la sociedad.
@MBarbosaMX