La desaparición del Instituto de Salud para el Bienestar, que se integra como IMSS-Bienestar, revive la polémica sobre el fracaso del sistema de salud en México, que por fortuna en Nuevo León no llegará a afectarnos.
El Instituto Mexicano del Seguro Social es una delegación con cobertura regional que en promedio realiza de dos a tres trasplantes de órganos, y cuenta con un servicio médico
de los mejores a nivel nacional.
Como diría mi amigo el arquitecto Héctor Benavides “nobleza obliga”, y aun cuando pueda saturarse en cuanto a consultas diarias, el servicio que brinda el IMSS-Bienestar ahora está por encima de otras entidades.
Es cierto que tiene una gran cantidad de quejas por deficiencias en el servicio, pero muchas de ellas tienen que ver con el mal trato de algunos trabajadores, y en honor a la verdad tampoco se puede tapar el sol con un dedo. Sin duda siempre hay cosas por mejorar.
Por lo que respecta al Gobierno estatal, la creación del programa “Cuidar tu salud, tu nuevo seguro gratuito” fue un gran acierto de Samuel García, pues en la actualidad tiene 600 mil derechohabientes, y espera cerrar el año con 1 millón 200 mil personas inscritas.
La doctora Alma Marroquín tiene a su cargo una infraestructura hospitalaria que 433 centros de salud, hospitales de especialidades, urgencias y obstetricia, donde los nuevoleoneses que no tengan seguridad social pueden ser recibidos.
El gobernador se adelantó, y qué bueno, a la terquedad de los políticos de la Cuarta Transformación, que pretenden fusionar al IMSS con el sector salud en todo el país, aunque en Nuevo León definitivamente no conviene.
“Cuidar tu salud” tiene un esquema que cubre de manera gratuita enfermedades como cáncer en jóvenes hasta 18 años, o de mama en mujeres, así como urgencias médicas y obstétricas con hospitales en el territorio nuevoleonés.
Dentro de unos meses habrá otro nosocomio en la zona de Santa Catarina, donde pronto habrá la Gigafactory de Tesla. Toda esta infraestructura está respaldada con escuelas de medicina en las universidades más importantes. Aquí aplica a la perfección aquella frase lapidaria de que... lo que funciona no se toca.